viernes, 30 de octubre de 2009

Gacetilla de prensa del CUERPO DE DELEGADOS UNIÓN FERROVIARIA BELGRANO NORTE.

Ante la falta de cumplimiento por parte de la empresa de los acuerdos alcanzados en materia de seguridad en formaciones y estaciones en el ministerio de trabajo y ante los reiterados hechos de agresión que sufren los trabajadores nos vemos obligados a llegar a un paro de actividades por 24 horas sector Guardatrenes y Control Evasión partir de las 0 horas de este viernes 30 de octubre.

Por intermedio de la presente pedimos disculpa a los usuarios por está medida la cual es única responsabilidad de la intransigencia de la empresa. El tema de seguridad no sólo nos afecta a los trabajadores, sino que también a los usuarios que todos los días son asaltados y arrebatados quienes confirman que no hay agentes del orden público que los proteja.


EL MO-NA-FE ADHIERE ALA MEDIDA DE FUERZA ANUNCIADA POR EL CUERPO DE DELEGADOS DE LA UNION FERROVIARIA BELGRANO NORTE,POR SEGURIDAD DE TRABAJADORES Y USUARIOS DEL TREN.

martes, 27 de octubre de 2009

SAN SALVADOR DE JUJUY


San Salvador de Jujuy es una ciudad del noroeste de Argentina, capital de la Provincia de Jujuy. Se encuentra ubicada en el sur de la provincia, en la confluencia de los ríos Grande y Xibi Xibi. Tiene una población de 237.751 habitantes (INDEC, 2001), y es llamada afectuosamente como la "La Tacita de Plata".
El centro histórico de la ciudad de San Salvador de Jujuy se encuentra en el medio de un anfiteatro de elevadas montañas, una de cuyas estribaciones produce una especie de península limitada al norte y este por el Río Grande de Jujuy y al sur por el Río Chico o Xibi Xibi.
Durante el s. XX la ciudad se extendió principalmente hacia el sur y sureste del río Xibi Xibi, y en menor grado en la banda norte del Río Grande.




Historia
Hubo tres fundaciones en el Valle de Jujuy.
La primera se llamó Ciudad de Nieva, fundada por Gregorio de Castañeda el 20 de agosto de 1561, por disposición de Juan Pérez de Zurita, gobernador de Tucumán; en donde actualmente se emplaza el barrio Ciudad de Nieva.
La segunda ciudad fundada se llamó San Francisco de Alava,el 13 de octubre de 1575 por don Pedro Ortiz de Zárate, en la unión de los rios Grande y Xibi Xibi, lugar conocido como Punta diamante.
La fundacion definitiva la llevo a cabo Francisco de Argañarás y Murguía con el nombre de "San Salvador de Velasco en el Valle de Jujuy" el 19 de abril de 1593, en donde actualmente esta ubicada la plaza Belgrano.
Después de varios intentos frustados de emplazamientos españoles en la zona, territorio de los jujuy o jujuyes parcialidad de la etnia omaguaca, se inició el cierre del cerco en torno a los aborígenes y proporcionó una crucial escala para el comercio del Tucumán con Perú y Alto Perú.
Durante la Guerra de la Independencia Argentina a inicios del siglo XIX, Jujuy fue uno de los principales baluartes encontrándose muchas veces en pleno frente de tal guerra. Se convirtió en capital de la provincia desde el momento en que Jujuy se separó de Salta, en 1834.

Estación de Jujuy, donde ya no quedan rieles.

Queremos tener a nuestros trenes en esta estacion cerrada, queremos un monton de vagones llenos de pasajeros, Movimiento Nacional Ferroviario.

ITURBE



Este pueblo, Iturbe, tenia su estación, por aca pasaba el tren, otra de las tantas estaciones que son olvidadas, que se quedaron sin vías, otro de los pueblos que perdieron su tren.
Desde el Movimiento Nacional Ferroviario para tener de nuevo nuestros ferrocarriles funcionando hacia todos los puntos de nuestra nacion.

RESISTIR Y VENCER!.

HUMAHUACA





Humahuaca es la cabecera del departamento homónimo, en la provincia argentina de Jujuy.
Esta ubicada a la derecha de la RN 9, a 2939 msnm, está organizada con una municipalidad y diferentes centros vecinales y hasta finales del s. XIX fue uno de los más importantes centros comerciales coloniales del antiguo camino al Alto Perú. En ella se destacan sus calles angostas y empedradas, dignas de recorrer a pie, con sus casas bajas de adobe conservando su fisonomía histórica.
Toponimia
Su nombre deriva del nombre de una nación de originarios que habitaron la region (los omaguacas), aunque también hay una leyenda que hace referencia a la Cabeza que llora ¡ Humahuacac! ¡ Humahuacac!. El Dr. Horacio Carrillo manifiesta que el nombre hace referencia al lugar de enterratorios de cabezas, o sepulcro de principales cabezas destacadas.
Historia
* Siglo XVII y XVIII: la importancia del pueblo de Humahuaca fue creciendo a lo largo de todo el siglo XVII, por su lugar estratégico, por obra de sus encomenderos y corregidores y por sus esclarecidos Cura Párrocos.
Los obispos del Tucumán hacían sus paradas obligadas en Omaguaca, camino de su Diócesis, visitaban canónicamente la parroquia y dejaban sabias disposiciones de sus actas. A principios del siglo XVIII Humahuaca gozaba de esplendor y actividad, tenía un total de 199 indios feudarios que comprendía un total de 1.400 personas, que con españoles, indios libres, negros, mestizos zambos se llegaría quizás a las 1.600 personas con toda seguridad.
Humahuaca era considerada en todo el Tucumán, el más grande pueblo y el de mayor vida económica. Era un centro obligado de descanso y reabastecimiento y asiento de los Gobernadores de la Puna.
* Siglo XIX: Humahuaca fue escogida para ser el altar simbólico de la Patria en el Norte Argentino y colocar en ella el Monumento a la Independencia, ya que fue teatro, bastión, hito estratégico, campo de las hazañas más bravas e imperecederas de la Guerra Gaucha.
En el suelo de Humahuaca , según el Archivo Capitular de Jujuy y otros documentos, se libraron 14 combates entre patriotas y realistas en el período que media de 1814 a 1821. Entonces Humahuaca ocupa una página interesante en la Historia de la Argentina. Héroe legendario y autor de la famosa batalla de Humahuaca fue el Coronel D. Manuel Eduardo Arias, que fue un guerrero heroico y decisivo en las luchas de nuestra emancipación y dio a la patria en Humahuaca el galardón del 12 de marzo.




Monumento a los Héroes de la Independencia
En diciembre de 1816, el General José Alvaro de la Serna con un poderoso ejército penetró en el norte del territorio de las Provincias Unidas del Río de la Plata. Por tercera vez, los españoles intentarían aplastar el movimiento independentista que se había proclamado el 25 de Mayo de 1810. Ordenó entonces a su vanguardia acantonada en Yavi, que se posesionara de la ciudad de Jujuy.
En cumplimiento de este propósito partió el General Olañeta y al llegar a Humahuaca, el 24 de diciembre encomendó al Coronel Antonio Seoane que tomara la plaza. Mientras tanto, el proseguía la marcha. Seoane cayó sobre el pueblo con tanto sigilo, que los 25 gauchos que lo custodiaban fueron sorprendidos. No obstante, combatieron con tenacidad hasta que fueron vencidos y tomados prisioneros. Solo pudo escapar el comandante general de vanguardia José María Pérez de Urdininea, que llevó la alarma al cuartel.
El 27 de dicho mes, Seoane envió tres destacamentos al valle de San Andrés. Dejó guarnecida la plaza de Humahuaca y marchó a reunirse con Olañeta. Humahuaca no tardaría en volver al dominio patriota.
El 19 de setiembre de 1816 se hizo cargo del ejército español el general José de la Serna. En octubre llegó hasta Yavi y allí impartió sus directivas al General Olañeta. Éste, como jefe de la vanguardia, avanzó hacia el sur para conocer la situación de los patriotas, especialmente el la Quebrada de Humahuaca.
Humahuaca
El 4 de enero de 1817, Olañeta avanzó por la Quebrada de Hca. Y llegó a Jujuy el día 6. El coronel Guillermo Marquiegui, secundado por el Capitán Bernardo de la Torre, avanzó por San Andrés, Orán, combatiendo con Manuel Eduardo Arias y sus efectivos, hasta el 12 de enero. Los realistas se dispersaron y llegaron a Calilegua, donde los gauchos jujeños les cerraron el paso, necesitaban por lo tanto, el auxilio de las fuerzas de Olañeta.
El 14 de enero llegó el general La Serna a Humahuaca y la encontró abandonada. Consideró la importancia de este pueblo "... Tanto para servir de depósito de efectos de parque, provisiones y hospital, como para asegurar las comunicaciones con el Perú.... En consecuencia, dispuso el General en Jefe, quedarse en Humahuaca una corta guarnición, mandando fortificar la Iglesia y cerrar las bocacalles para evitar un golpe de mano y poder resistir cualquier tentativa...".
Preocupado por esas informaciones, desde San Andrés el Comandante Arias le escribía a Guemes "Un indio que en la primera entrada en San Andrés por el enemigo se fue con ellos.... se ha escabullido y se ha venido, me, dice lo siguiente....Han volteado la Capilla de Santa Bárbara..."
Al conocer la marcha de los trabajos, Arias pidió autorización a Guemes para atacar el pueblo fortificado. El 27 de febrero, con 150 hombres secundado por el alférez Ontiveros, marchó desde San Andrés hacia el Abra de Zenta, bajo una lluvia tropical, lo que favorecía la aproximación y la posterior sorpresa. Dividió la tropa en tres columnas de 50 hombres cada una. Marchó de Cianzo desde el amanecer del 28 hasta las 3 de la mañana del 1 de marzo y se detuvo a 5 km al este de Humahuaca, sin ser detectado por el enemigo. Al iniciar el ataque confió el mando de la primera columna al capitán Hilarión Rodríguez quien tomaría por asalto la batería de Santa Bárbara.


Estación de Humahuaca, donde los rieles practicamente han desaparecido, donde los comercios invadieron una estación abandonada, como tantas de Jujuy o cualquier otra provincia, estaciones que solo son un recuerdo de vida, de historias de gente trabajando para una nacion mejor, abandonados sueños por cuatro picaros que los traicionaron.


Desde aqui llamamos a hacer la resistencia contra el brutal vaciamiento de la lineas ferreas. Por un ferrocarril que una a todos los Latinoamericanos, Movimiento Nacional Ferroviario.

SALTA



Salta es una ciudad argentina, capital de la provincia de Salta y una de las más importantes ciudades del noroeste del país.
Se encuentra ubicada al este de la cordillera de los Andes, en el fértil Valle de Lerma, a unos 1.187 msnm. En las últimas décadas el área urbana se ha extendido hasta alcanzar localidades vecinas, conformando lo que se denomina el Gran Salta.
Información general
Por su ubicación geográfica, domina las comunicaciones con Bolivia y el norte de Chile. Centro de una importante región agro-ganadera: maíz, tabaco, cereales, caña de azúcar, etc., que se exportan a Europa vía Buenos Aires o a California y los mercados del Pacífico por el puerto chileno de Antofagasta. El aeropuerto Gral. Güemes, situado al sudoeste de la ciudad, ofrece vuelos diarios a otras ciudades argentinas: Buenos Aires, Córdoba, San Miguel de Tucumán, y semanales a Santa Cruz de la Sierra (Bolivia).
Es sede de episcopal. Cuenta con dos universidades (una de ellas es la Universidad Nacional de Salta), y numerosas instituciones educativas de nivel superior incluyendo varios museos y bibliotecas.
Famosa por su arquitectura colonial, en años recientes se ha convertido en un importante centro de turismo.
Población
Contaba con 462.051 habitantes (INDEC, 2001), lo que representa un crecimiento del 25,7% frente a los 367.550 habitantes (INDEC, 1991) del censo anterior. El área metropolitana del Gran Salta -con 468.583 habitantes (INDEC, 2001)- se constituía como la 8ª urbanización de la Argentina por magnitud poblacional. 468.583 habitantes


Historia
La ciudad fue fundada el 16 de abril de 1582 por el español Hernando de Lerma, cumpliendo órdenes del virrey del Perú, Francisco de Toledo, con el fin de crear una escala en las comunicaciones entre Lima y Buenos Aires. El nombre Salta es de origen indígena pero su traducción al castellano ha resultado difícil para los lingüistas y sobre su significado exacto se han propuesto las más disímiles teorías. Durante la colonia la población prosperó rápidamente pues era abastecedora de materias primas para la opulenta Potosí. Formó parte del virreinato del Perú hasta 1776, cuando la Corona creó el Virreinato del Rio de la Plata. En 1783 fue designada capital de la Intendencia de Salta del Tucumán.
En tiempos de la Revolución, la ciudad fue cuartel general de las expediciones al Alto Perú y en la lucha contra los realistas, se destacaron los escuadrones de gauchos al mando del General Güemes. En 1813 las tropas argentinas a las órdenes de Manuel Belgrano lograron la decisiva victoria sobre los realistas en la batalla de Salta, suceso bélico que dejó prácticamente libre a la mayor parte del territorio argentino.
Tras la independencia en 1816, la ciudad quedó económicamente arruinada y se sumergió en un período de decadencia por buena parte del siglo XIX. Aunque hacia la década de 1890, con la llegada del ferrocarril y la radicación de numeroso inmigrantes españoles, italianos y árabes (sirios y libaneses en particular) la economía local adquirió nuevo vigor.
Desde mediados del s. XX la ciudad experimenta un acelerado crecimiento demográfico, pasando de 115.000 habitantes en 1960 a casi 500.000 en la actualidad.
Estación Capital de Salta
El movimiento se esta acercando, y muchos se estan sumando para que nuestro ferrocarril vuelva a recorrer sus territorios, para que ningun argentino se quede sin su medio de transporte.

CERRO SIETE COLORES


En el cerro siete colores, dejando nuestra huella, estando en todos los reconditos lugares de nuestra amada nación.
Cerca de este hermoso cerro pasaba nuestro ferrocarril, llevando trabajadores, turistas, sueños, encomiendas etc. Porque es absolutamente necesario que nuestros rieles sientan el rigor de las maquinas con sus vagones, del peso de los cargueros, por que necesitamos crecer como país, es que debemos de volver a tener ferrocarriles que nos acerquen.
Por los ferroviarios que pensaron una nación distinta, por aquellos que no se entregaron, por los que lucharon, luchan y lucharan contra las patronales y contra los sindicalistas traidores, Movimiento Nacional Ferroviario.

TUCUMAN


foto: frente a la casa de Gobierno, el Mo. Na. Fe. presente!!

Tucumán es la provincia más pequeña de la Argentina. Situada al noroeste del país, limita al norte con la provincia de Salta, al este y sur con Santiago del Estero y al oeste y sur con Catamarca. Su capital es la ciudad de San Miguel de Tucumán.
Toponimia
Las etimologías son hasta el momento muy variadas: según algunos deriva de una palabra compuesta en idioma lule: tucu-manita que se traduciría por territorio en donde abunda el tucu, siendo el tucu o tucu-tucu la denominación del coleóptero con órganos luminiscentes llamado también cocuyo o cocuy. Otra denominación —también de etimología lule— es la palabra compuesta yukkuman o yakuman, que se traduce por "ir hacia donde abunda o se reúne el agua" (lugar de los ríos); donde "yaku" significa "agua" y "man" significa "ir hacia".
Otra posible etimología proviene de la palabra en cacán, la lengua de los diaguitas: Tukma-nao significa pueblo o territorio de Tukma —siendo Tukma el nombre de un antiguo jefe diaguita— aunque no está claro qué significado tiene el nombre propio Tukma, ya que se ha perdido la mayor parte del vocabulario cacán. Más antojadiza es la etimología presuntamente quechua tukkumanao que se ha traducido como territorio fronterizo.
Historia
Carta con Tucumán, ca. 1600
En el territorio de la hoy provincia de Tucumán se dio el asiento de antiguas civilizaciones autóctonas entre las que se destacan las de la Cultura Candelaria, Cultura Tafí (que ha dejado como más llamativos relictos sus menhires) y la modernamente llamada Cultura Condorhuasi (el nombre quechua le ha sido dado recién en el pasado siglo), bastante posterior a estas culturas es la cultura Santa María que se desarrolló principalmente en los Valles Calchaquíes originando
a las pequeñas ciudades fortificadas de Quilmes y Tolombón, la cultura Santa María fue una fase que se correspondió con el apogeo de la etnia pazioca (diaguita), etnia que habitó la región montañosa del oeste y entre la que se destacaron diversas parcialidades como las de los calchaquíes, quilmes, tolombones, amaichás, pueblos sedentarios asentados en toda el área montañosa del oeste tucumano, eran hábiles tejedores y alfareros. Cultivaban el maíz, el zapallo, diversas variedades de la papa, porotos y la quinoa en un sistema de andenes y terrazas dotados de irrigación, recolectaban las bayas del algarrobo criollo. Criaban llamas, alpacas y vicuñas, que les brindaban carne, leche y lana. Su organización política era la de jefaturas y, en algunos casos de acumulación del poder, señoríos. Practicaban una rudimentaria minería y estaban bien organizados al mando de un cacique. Esencialmente pacíficos, eran buenos y tenaces guerreros cuando la situación lo requería. Hacia 1480 el área "diaguita", es decir la extremo occidental correspondiente a la actual provincia de Tucumán fue ocupada por el Tahuantinsuyu que estableció en las laderas de la Sierra del aconquija su límite oriental (La Sierra del Aconquija y Las Cumbres Calchaquíes fueron las que los incas consideraron la cordillera del Anti), estableciendo en los elevados faldeos de esta algunas pequeñas fortificaciones (pukara) como la de La Ciudacita en el sector del hoy Parque Nacional Campo de los Alisos, los inca apenas fueron soportados por las poblaciones locales y sus incursiones por el Valle de Tafí o por la Quebrada del Portugués fueron rechazadas por los despectivamente llamados en quechua "surí", es decir: los lule y los vilela pueblos que habitaban la mayor parte del actual territorio provincial (el centro y este del mismo), los lule como los vilela y los toconoté aunque eran sedentarios y horticultores basaban gran parte de su estructura económica en la caza y recolección esto debido a la feracidad y gran cantidad de recursos alimenticios silvestres del territorio que habitaban.
Juríes o Xuríes fue la trascripción que los españoles hicieron de la palabra quechua o runa sini surí, que en ese idioma es el nombre que se le da al ñandú, mote despectivo que los quechuas durante su invasión dieron a los pueblos lule y toconoté, los lules habitaban la mayor parte de la actual provincia de Tucumán, ubicándose los toconoté en el oeste de la provincia de Santiago del Estero.
En 1533 llegó el conquistador del Perú Diego de Almagro para explorar las actuales regiones de la quebrada de Humahuaca y los Valles Calchaquíes. En 1543 otro español: Diego de Rojas recorrió el territorio. La región dependía administrativamente de Chile pero estaba casi en el límite con el territorio dependiente de Charcas, lo que motivó disputas jurisdiccionales que originaron los traslados poblacionales.
Desde la creación del Virreinato del Perú por Real Cédula del 1 de marzo de 1543, la región del Tucumán quedó integrada en él.
El primer asentamiento español en el actual territorio tucumano fue El Barco, fundada en 1550 por Juan Núñez de Prado, proveniente del Perú. La población fue luego trasladada dos veces (El Barco II y El Barco III), hasta establecerse definitivamente a orillas del Río del Estero en 1553, con el nombre de Santiago del Estero fuera de los límites de la jurisdicción chilena.
La provincia fue creada en 1564, con el nombre de Provincia de Tucumán, Juríes y Diaguitas, su primer gobernador fue Francisco de Aguirre desde Santiago del Estero. Con la creación de la Gobernación del Tucumán en 1566 y del Obispado en 1570, esta región empezó a cobrar importancia.
Por orden de Aguirre, Diego de Villarroel fundó San Miguel de Tucumán el 31 de mayo de 1565 en un sitio llamado Ibatín por los nativos de etnia lule.
En pleno momento fundacional de la ciudad de San Miguel del Tucumán arreciaba la Guerra Calchaquí, una de las más denodadas resistencias habidas a la ocupación española, al punto que en octubre de 1578 los "diaguitas" calchaquíes estuvieron casi a punto de destruir la ciudad de origen español, en efecto los principales protagonistas de tal resistencia fueron los "diaguitas" quienes tras prácticamente un siglo de enconada lucha fueron develados pueblo por pueblo y ciudad por ciudad, siendo en muchas ocasiones desarraigados y casi todas sus pequeñas ciudades arrasadas.
La ciudad fue trasladada a su actual emplazamiento el 27 de setiembre de 1685 por el teniente gobernador Miguel de Sala y Valdéz cumpliendo órdenes del gobernador Fernando de Mendoza y Mate de Luna.
Hasta prácticamente 1814, la palabra Tucumán o el Tucumán era dada por los españoles a un extenso territorio de 700.000 km² que abarcaba de norte a sur los territorios y actuales provincias de Tarija, Jujuy, Salta, Catamarca, la actual provincia de Tucumán, Santiago del Estero, La Rioja, San Juan, Córdoba, San Luis y Mendoza.
En 1776 el Tucumán pasó a formar parte del recién creado Virreinato del Río de la Plata.
Al subdividirse administrativamente el Virreinato del Río de la Plata, conforme a la Real Ordenanza de Intendentes del 28 de enero de 1782, la actual provincia de Tucumán quedó ubicada dentro de la Gobernación Intendencia de San Miguel de Tucumán. La Real Cédula del 5 de agosto de 1783, suprimió la Gobernación Intendencia del Tucumán, con lo cual Tucumán junto con Catamarca, Santiago del Estero, Jujuy, Salta y la Puna de Atacama, pasó a integrar la nueva Gobernación Intendencia de Salta del Tucumán, con sede gubernativa en la ciudad de Salta. Mientras el resto del territorio formó la de Gobernación Intendencia de Córdoba del Tucumán que incluía a Córdoba, San Luis, Mendoza, San Juan, La Rioja y pequeños sectores occidentales de la actual provincia de Santa Fe.
El 26 de junio de 1810 el Cabildo tucumano adhirió a la Revolución de Mayo nombrando al presbítero Manuel Felipe de Molina diputado ante la Primera Junta.
La población tucumana prestó apoyo a Manuel Belgrano en 1812. En esa ocasión los pobladores del lugar convencieron a Manuel Belgrano para detener el éxodo hacia el sur de los habitantes de la región y presentar en ese lugar batalla contra el ejército realista comandado por Pío Tristán. Tras vencer el 24 de septiembre de 1812 en una batalla desventajosa se adjudicó el triunfo a la Virgen de la Merced, otorgándole Manuel Belgrano después de la batalla el bastón de mando y el título de Generala que actualmente conserva.
Por decreto del 8 de octubre de 1814, el Director Supremo, Gervasio Antonio de Posadas, dividió la Intendencia de Salta del Tucumán y creó la Gobernación Intendencia del Tucumán, con asiento en San Miguel de Tucumán y cuya jurisdicción integraron, además, Catamarca y Santiago del Estero.
El 9 de julio de 1816 se declaró la Independencia Nacional durante el Congreso de Tucumán.
Tras la disolución del Directorio y del Congreso, el Gobernador Intendente de Tucumán, Coronel Bernabé Aráoz, erigió, el 22 de marzo de 1820, la "República Federal del Tucumán", integrada por los territorios que formaban la gobernación intendencia (Santiago del Estero, Catamarca y Tucumán). Sancionando una Constitución el 6 de Setiembre de 1820.
A fines de 1821 Catamarca y Santiago del Estero obtuvieron su autonomía quedando Tucumán reducida a sus límites actuales.
El 19 de marzo de 1856 se sanciona la Constitución de la Provincia, dentro de la nueva organización Argentina.
Por el Decreto-Ley N° 22.312 del 31 de octubre de 1980, se aprobó el Convenio Interprovincial entre Santiago del Estero y Tucumán, que fijó los límites entre ambas provincias y que había sido firmado previamente en Termas de Río Hondo. Poniendo fin a un conflicto secular.
la foto en la peatonal y frente a la casa de gobierno son una muestra de que aca se esta dispuesto a dar batalla.
Copamos la ciudad de tucuman!!! frente a la casa de gobierno y en la peatonal, tambien colocamos nuestra bandera, para que no se olviden los gobernantes que nosotros estamos trabajando para llevar nuestro proyecto, a pesar de aquellos que quisieron y traicionaron miles de ferroviarios, que como unico fin tuvieron el de llenarse los bolsillos y dejar a millones de argentinos sin comunicacion, pero estamos vivos y pelando para volver a lograr que todos los trenes vuelvan a funcionar.

PROGRAMA DE LA FALDA

Para la Independencia Económica:

a)Comercio exterior:
Control estatal del comercio exterior sobre las bases de la forma de un monopolio estatal.
Liquidación de los monopolios extranjeros de importación y exportación.
Control de los productores en las operaciones comerciales con un sentido de defensa de la renta nacional.Planificación del proceso en vista a las necesidades del país, en función de su desarrollo histórico, teniendo presente el interés de la clase laboriosa.
Ampliación y diversificación de los mercados internacionales.
Denuncia de todos los pactos lesivos de nuestra independencia económica.
Planificación de la comercialización teniendo presente nuestro desarrollo interno.
Integración económica con los pueblos hermanos de Latinoamérica, sobre las bases de las experiencias realizadas.
b)En el orden interno:
Política de alto consumo interno; altos salarios, mayor producción para el país con sentido nacional.
Desarrollo de la industria liviana adecuada a las necesidades del país.
Incremento de una política económica tendiente a lograr la consolidación de la industria pesada, base de cualquier desarrollo futuro.
Política energética nacional; para ello se hace indispensable la nacionalización de las fuentes naturales de energía y su explotación en función de las necesidades del desarrollo del país.
Nacionalización de los frigoríficas extranjeros, a fin de posibilitar la eficacia del control del comercio exterior, sus-trayendo de manos de los monopolios extranjeros dichos resortes básicos de nuestra economía.
Soluciones de fondo, con sentido nacional a los problemas económicos regionales sobre la base de integrar dichas economías a las reales necesidades del país, superando la actual división entre "provincias ricas y provincias pobres'.
Control centralizado del crédito por parte del Estado, adecuándolo a un plan de desarrollo integral de la economía con vistas a los intereses de los trabajadores.
Programa agrario, sintetizado en: mecanización del agro, "tendencia de la industria nacional", expropiación del latifundio y extensión del cooperativismo agrario, en procura de que la tierra sea de quien la trabaja.
Para la Justicia Social:
Control obrero de la producción y distribución de la riqueza nacional, mediante la participación efectiva de los trabajadores:
en la elaboración y ejecución del plan económico general, a través de las organizaciones sindicales;
participación en la dirección de las empresas privadas y públicas, asegurando, en cada caso, el sentido social de la riqueza;
control popular de precios.
Salario mínimo, vital y móvil.
Previsión social integral:
unificación de los beneficios y extensión de los mismos a todos los sectores del trabajo.
Reformas de la legislación laboral tendientes a adecuarla al momento histórico y de acuerdo al plan general de transformación popular de la realidad argentina.
Creación del organismo estatal que con el control obrero posibilite la vigencia real de las conquistas y legislaciones sociales.
Estabilidad absoluta de los trabajadores.
Fuero sindical.
Para la Soberanía Política:
Elaboración del gran plan político-económico-social de la realidad argentina, que reconozca la presencia del movimiento obrero como fuerza fundamental nacional, a través de su participación hegemónica en la confección y dirección del mismo.
Fortalecimiento del estado nacional popular, tendiente a lograr la destrucción de los sectores oligárquicos antinacionales y sus aliados extranjeros, y teniendo presente que la clase trabajadora es la única fuerza argentina que representa en sus intereses los anhelos del país mismo, a lo que agrega su unidad de planteamientos de lucha y fortaleza.
Dirección de la acción hacia un entendimiento integral (político-económico) con las naciones hermanas latinoamericanas.
Acción política que reemplace las divisiones artificiales internas, basadas en el federalismo liberal y falso.
Libertad de elegir y ser elegido, sin inhabilitaciones, y el fortalecimiento definitivo de la voluntad popular.
Solidaridad de la clase trabajadora con las luchas de liberación nacional de los pueblos oprimidos.
Política internacional independiente.

TREN A LAS NUBES



Entre las estaciones Salta y Socompa, en la frontera con Chile sobre la Cordillera de los Andes, transcurre el ramal C-14 del Ferrocarril General Belgrano, conocido popularmente como Tren de las Nubes o Tren a las Nubes por tener tramos por encima de los 4.000 msnm. Sus orígenes se remontan a 1899, cuando se realizaron estudios preliminares sobre la factibilidad del trazado de una línea férrea para salir a la Puna. En 1905 la ley nacional 4.683 encargó nuevos estudios, mientras que la ley 4.813 autorizó al poder ejecutivo a construir el primer tramo del ferrocarril, entre Cerrillos y Rosario de Lerma. En 1906, nuevos estudios plantearon como posibilidades para acceder a la Puna la Quebrada de Humahuaca o la Quebrada del Toro, siguiéndose estudios que acostumbraron seguir una u otra.
La iniciativa se reavivó con la elección como presidente, en 1916, de Hipólito Yrigoyen, quien afirmó que la obra debía romper "la forma primitiva del solar colonial. Puerta al frente con larguísimo fondo ciego detrás". Alrededor de la construcción del ferrocarril se dio una lucha de intereses en el Congreso Nacional entre los partidarios de una concesión a capitales británicos y quienes defendían la ejecución de la obra por parte del Estado. En 1920 los técnicos de la empresa Ferrocarriles del Estado aseguraron la viabilidad del proyecto, por entonces con terminal proyectada en el paso de Huaytiquina, y aconsejaron su inmediata iniciación. A causa de la traza inicial es que el ramal C-14 es también denominado Ferrocarril Huaytiquina.

Se contrató entonces un grupo de expertos para llevar adelante el proyecto, encabezados por el ingeniero estadounidense Ricardo Maury, comenzando la construcción en 1921. En 1924 se inauguró el tramo oficial parcial hasta Puerta Tastil, época para la que trabajó como capataz un desconocido inmigrante yugoslavo, Josip Broz.
En 1930 el golpe de Estado que depuso al presidente Yrigoyen llevó a la paralización de las obras por seis años, habiéndose habilitado unos pocos kilómetros —incluyendo el viaducto La Polvorilla, el más importante de toda la línea, con 224 m de largo, 70 de alto y 1 600 toneladas de peso—. Maury fue separado de su cargo por el interventor militar. Los trabajos recién se reanudaron en 1936, alcanzando Olacapato en 1941, Unquillal en 1944 y Tolar Grande en 1945. En 1946, el recientemente electo Juan Domingo Perón dio un nuevo impulso al proyecto, a la vez que por razones técnicas se cambiaba el paso de Huaytiquina por el de Socompa.


El 17 de enero de 1948 los rieles llegaron a destino, uniéndose en Socompa con los chilenos. La obra se inauguró oficialmente el 20 de febrero de ese año, 59 años después de realizados los primeros estudios. El trayecto atraviesa un total 29 puentes, 21 túneles, 13 viaductos, 2 tirabuzones y 2 zigzags. Recién en 1971 surgió la idea, por parte de las autoridades del Ferrocarril Belgrano, de hacer correr sobre el ramal un tren turístico. Ese año se hizo correr un tren experimental para realizarse el 16 de julio de 1972 el viaje inaugural del que se llamaría Tren a las Nubes. En la jerga técnica del Ferrocarril Belgrano, el recorrido del servicio turístico recibe el nombre Salta - Kilómetro 1350, empleando el convoy 809 al subir y el 810 al bajar.
El servicio continuó prestándose en forma ininterrumpida hasta 1990, con el inicio del proceso de privatización y concesión de Ferrocarriles Argentinos. En 1991 se reanudó el servicio, esta vez en manos privadas; en 2005 el Estado salteño rescindió la concesión para buscar un nuevo operador. Al rescindirse el contrato con la anterior concesionaria, la empresa Trenes y Turismo, el servicio quedó suspendido. Recién el 7 de octubre de 2007 volvió a funcionar, esta vez operado por la empresa privada argentina Ecotren. Se calcula que unos 30.000 turistas hacen el paseo cada año, que a su vez es la única conexión de varias localidades a su paso. El tren funciona de abril a noviembre, sale a las 7:00 retornando a Salta hacia las 22:40. En verano, de diciembre a marzo, el Tren del Sol va de Salta a la estación Diego de Almagro, a 3.500 msnm.


Tren a las nubes, esta linea comenzará a funcionar a partir de marzo, seguira siendo para los turistas dado que el precio sería de 300 pesos, dejando a nosotros, los argentinos, sin poder disfrutar de este espectaculo.
La empresa explotadora tiene el objetivo de obtener la mayor cantidad de ingreso, en el menor tiempo posible, dejando aislados a aquellos que no pueden abonar su pasaje, este ferrocarril debe ser para que lo disfrutemos todos los argentinos, los hermanos latinoamericanos y no solamente los turistas.
Desde el movimiento nacional ferroviario peleamos para un ferrocarril para todos, y que el dinero no sea discriminador, de que podamos tener la posibilidad de viajar nosotros tambien, el ferrocarril tiene una función social y no mero mercantilismo de empresarios sanguijuelas.

RUINAS DE QUILMES




Quilmes es el nombre de una de las más célebres parcialidades de la etnia pazioca (diaguita), parcialidad que habitaba el oeste de la actual provincia de Tucumán (Argentina). En su lengua, el cacán, kilme significa ‘entre cerros’.
Origen chileno
Según el padre Lozano, los quilmes procedían del Norte Chico (en Chile) y llegaron a los Valles Calchaquíes refugiados ante la expansión del imperio inca:Los calchaquíes se preciaban mucho de no haber admitido jamás dominio extranjero, como otros de sus vecinos, ni permitir aun a sus vasallos asentar el pie en sus territorios, en prueba de lo cual se sabe que como los quilmes vinieron de la parte de Chile a esta de Calchaquí, por no sujetarse a los peruanos [quechuas], que por aquel reino [Chile] daban entonces [los quechuas] a sus conquistas, los recibieron [a los quilmes] los calchaquíes con las armas en la mano y tuvieron con ellos sangrientas guerras, creyendo eran vasallos del Inga [inca], hasta que enterados de que venían fugitivos de su patria por no sujetarse a aquel monarca, celebraron paces y les dieron grata acogida en su país, aplaudiendo su resolución, y después de tiempos, emparentados con ellos, fue esta parcialidad de los quilmes una de las más famosa de los Valles Calchaquíes.
Sin embargo, otros historiadores objetan esta procedencia, ya que los incas ya estaban en posesión de los Valles Calchaquíes y del Norte Chico cuando emprendieron la conquista de los valles centrales de Chile, no existiendo además evidencias arqueológicas que lo avalen.
Los quilmes se establecieron en los Valles Calchaquíes aproximadamente a fines del siglo XV. Su principal población (en ruinas) se ubica en el extremo oeste de la actual provincia de Tucumán, hacia las coordenadas: [mostrar el lugar en un mapa interactivo] 26°27′50″S, 66°05′20″O a unos 2000 msnm, esta pequeña ciudad con una ciudadela (marka) sita en el cerro Alto del Rey fue destruida por los españoles en 1667.
Exilio
Opusieron una fuerte resistencia a los colonizadores españoles durante los siglos XVI y XVII. La derrota final ante el gobernador de Tucumán, Alonso Mercado y Villacorta, luego del levantamiento del líder quilme Felipe Calchaquí, motiva
el traslado de los quilmes. Las mujeres prefieren arrojarse al vacío con sus criaturas en brazos antes de verse sometidas. Los quilmes sobrevivientes fueron obligados a caminar más de 1200 km desde Tucumán hasta la reducción de Santa Cruz de los Quilmes, casi a orillas del Río de la Plata, que devino en la actual ciudad de Quilmes en el Sudeste del Gran Buenos Aires (provincia de Buenos Aires).
En Rosario
En el camino a Buenos Aires, los quilmes habrían hecho campamento en las inmediaciones de la actual ciudad de Carcarañá, a menos de treinta kilómetros de la ciudad de Rosario.
En una polémica que no ha tenido mayor investigación, estudiosos franceses sostienen que los primeros pobladores de esta zona habrían sido entonces de la etnia quilme, noción que contradice la postura oficial (que dice que Rosario creció alrededor de la veneración de su virgen, a partir del 1713).
Extinción
Se creía que los quilmes se habían extinguido hacia 1812, cuando el gobierno independiente argentino declaró «pueblo libre» a los habitantes de la reducción (el 14 de agosto, fecha oficial de fundación de la actual ciudad de Quilmes). Sin embargo descendientes del pueblo quilme viven en el Oeste de la provincia de TUCUMAN.

En la actualidad
Los aproximadamente 200 quilmes sobrevivientes (en 2005) descienden directamente de aquellos hombres y mujeres que resistieron el sometimiento realista, aunque se han mestizado con caucásicos. Habitan la zona comprendida por los pueblos de Colalao del Valle, en Tucumán y Fuerte Quemado, en el límite con la provincia de Catamarca, a lo largo del río Santa María, que corre entre los cordones montañosos del Aconquija y del Cajón.
En la actualidad en la provincia de Tucumán existen dos pequeñas localidades de las cuales la parcialidad quilme es epónima, la Quilmes que se encuentra en la encrucijada de la RN40 con la ruta provincial 357, esto es, unos 12 km al
sureste de las ruinas de la antigua Quilmes y el sitio llamado Rincón de Quilmes, unos 20 km al oeste de la actual población tucumana de Quilmes. En cuanto a las ruinas, fueron descubiertas a fines del siglo XIX por el pionero de la antropología argentina Juan Bautista Ambrosetti. Casi cien años después —en 1978, durante la sangrienta dictadura militar— se realizó una pésima reconstrucción del pueblo.
Idioma y religión
El idioma original de los quilmes, el cacán, se perdió totalmente, principalmente a causa de la represión de toda expresión de la cultura originaria llevada adelante por los sacerdotes jesuitas (quienes prefirieron utilizar el quechua como lengua general de adoctrinamiento) y los conquistadores españoles.
En cuanto a las costumbres religiosas, se sigue practicando la adoración a la Pacha Mama (o Madre Tierra), a quien se le ofrendan regularmente alimentos y bebidas, combinada con la fe católica impuesta por los conquistadores.
En las ruinas de Quilmes, donde este pueblo originario, se defendio del imperio español y resistio 130 años; su heroica pasion de lucha en este lugar, diciendole no a la intervención española, diciendole no al imperialismo de la epoca. Ejemplo de lucha, que este pueblo nos dio, nosotros debemos de seguir con nuestras convicciones demostrando a cada argentino el legado que nos dejaron aquellos que mantuvieron su dignidad y contra todo interes foraneo.Seremos como Los Quilmes, resistiremos contra todo aquello que no sea para nuestro pueblo.

SIMON BOLIVAR



Caracas, 24 de julio de 1783 - Santa Marta, 17 de diciembre de 1830
Militar y político, libertador de América del Sur. Nació en el seno de una familia de la aristocracia criolla, con posesión de grandes recursos agrícolas y ganaderos. A los tres años quedó sin padre y a los nueve murió su madre. Vivió, a partir de entonces, teniendo como tutor a José Sans, jurisconsulto que le proporcionó profesores que cuidaron de su formación. Entre ellos, ejerce una influencia decisiva sobre él, Simón Rodríguez, hombre ilustrado que había asimilado las ideas de Rousseau y de la Revolución francesa y que acabaría siendo su tutor.
En 1799, Bolívar viaja a España, donde estudia Matemáticas en la Academia de San Fernando. En 1802 viaja a Francia: aprende el idioma y contacta con las nuevas ideas políticas, sociales y filosóficas. Ese mismo año contrae matrimonio con Mª Teresa Rodríguez del Toro: ocho meses después, muere la dama española. Para Bolívar es un duro impacto. Volvió al viejo continente y viajó de nuevo por España, Francia e Italia, interesándose vivamente por la política: conoce sociedades secretas y a importantes personalidades, e ingresa en la masonería. En 1807 regresa a Caracas; el movimiento independentista ya está en marcha.
Con el estallido en España de la guerra contra los franceses se forman, también en América, las Juntas Provinciales, base de su propia revolución. Bolívar viaja a Londres y regresa con Miranda. Comienza el período insurreccional y todo se viene abajo con la conquista de Puerto Cabello por los realistas: la defensa de la plaza correspondía a Simón Bolívar. Amargado se refugia en Cartagena de Indias y se entrega por completo a su formación teórica, política y militar. En 1812 prepara la invasión de Venezuela; consigue éxitos iniciales y un profundo avance: conquista Cucuta, Mérida y Trujillo. Obtiene el apoyo de numerosos cabildos -municipios con independencia del poder real- , pero Bolívar es derrotado en los Llanos por Bobes y Morales en 1814. Tiene que emigrar a Jamaica, donde desarrolla una importante actividad literaria. Busca la ayuda extranjera en Inglaterra y en Haití. En esos años, Fernando VII se reincorpora al trono español.


En 1816 realiza una nueva tentativa: su preferencia por la conquista de Caracas le hace cometer errores que posibilitan su derrota un año más tarde. Sin embargo se consigue al fin la unidad interna de los revolucionarios, eliminando el principal obstáculo de la independencia. Bolívar consigue la alianza con Páez y los llaneros. Recibe apoyo económico de Inglaterra y algunos regimientos de voluntarios. En 1818 inició su avance, campaña tras campaña, hasta proclamar un año más tarde la independencia de Colombia y parte de Venezuela y fijar el esquema estructural del nuevo estado americano en el Congreso de Angostura de 1819. Inmediatamente arremete con la conquista de Nueva Granada: no tarda mucho en ocupar Santa Fe. Acontece entonces, en la península, la rebelión de Riego, quien debía con sus tropas embarcar para restablecer la situación en América. En diciembre de ese año -1820- se proclama la República de Gran Colombia (Nueva Granada, Venezuela, Ecuador) y se nombra a Bolívar su presidente. Un año después se completa la independencia de Venezuela y en 1822 la de Ecuador. Bolívar se entrevista con San Martín -dirigente de la rebelión independentista en el Sur (Argentina, Chile...)- e impone sus criterios políticos republicanos. Consolida un sistema de alianzas, dotadas de gran efectividad, de los países independientes y arremete la conquista de Perú, la que concluyen en 1824 con la batalla de Ayacucho. El proceso de liberación se considera concluido: Latinoamérica es independiente del poderío español.
La obra de Bolívar se centrará en la tentativa de reunir las repúblicas independientes bajo una federación. Su fracaso se prevé desde el primer momento: el Congreso de Panamá sólo sirve para agudizar discrepancias entre los no demasiados asistentes. La unificiación era obstaculizada también por EE. UU. e Inglaterra, así como por los intereses oligárquicos locales. El sistema bolivariano se frustra, no pasa de ser un proyecto sobre el papel y un débil intento en la realidad. Aparecen rivalidades internas que producen guerras civiles en las repúblicas e incluso enfrentamientos entre ellas, aparecen dictaduras militares... En 1830, se separan Nueva Granada y Venezuela; tres años antes ya lo había hecho Perú y, dos nada más, Bolivia.
Simón Bolívar presenta su dimisión como político y se retira, desilusionado y enfermo, a Santa Marta.
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BOLIVAR Y SAN MARTIN.
El coronel Simón Bolívar (1783-1830) había nacido en Caracas, aunque de ascendencia vasca, pero había sido educado según las ideas de la Enciclopedia y se afilió a la masonería. Inglaterra le ayudó y pronto se puso en contacto con Miranda. En Caracas, Bolívar y Miranda proclamaron la independencia en 1811, pero las fuerzas reales españolas al mando de Monteverde derrotaron a los rebeldes y tomaron prisionero a Miranda, al que deportaron a España, donde murió, prisionero en Cádiz. Bolívar continuó la lucha y después de derrotar a los españoles en San José de Cúcuta, se apoderó de Caracas en 1813, donde le fue otorgado el título de Libertador. Sin embargo, en 1815 sufrió una derrota que le obligó a buscar refugio en Jamaica. El hecho se debió a motivos de clase y políticos. Los criollos, es decir, los hacendados, apoyaban a los sublevados al frente de los cuales luchaba Bolívar, pero frente a ellos estaban, los "llaneros", capitaneados por el español Boves, hombre de la llanura, campesinos pobres que se unieron a los realistas y vencieron en La Puerta y Aragua. La Junta de Bogotá, al frente de la cual estaba Antonio Nariño, fue derrotada por el general Morillo al frente de diez mil hombres, el cual pacificó Venezuela y se apoderó de Santa Fe de Bogotá y Cartagena de Indias. Parecía que la causa de la independencia estaba perdida cuando de la Argentina partió un nuevo empuje que las tropas realistas ya no pudieron detener. El caudillo de esta nueva etapa guerrera fue el general José de San Martín (1778-1850). Éste se había educado en Madrid y tomado parte en la guerra contra los revolucionarios de la Convención y en la batalla de Bailén. En 1812 se fue a la Argentina, su patria, donde conoció a O'Higgins y en 1816 organizó el Ejército de los Andes, cuya primera acción fue atravesar la citada cordillera y derrotar a los realistas chilenos en la batalla de Chacabuco (1817). Al año siguiente, nombrado ya Director Supremo, proclamó la independencia de Chile, asegurada por el triunfo de Maipú. Partiendo de Chile y con una escuadra improvisada desembarcó en las costas del Perú, y en 1821 San Martín conseguía ocupar Lima, que las tropas del virrey La Serna habían abandonado. Aquel mismo año un Cabildo creado al efecto declaró la independencia del Perú. San Martín fue nombrado Protector del Perú y en 1822 se entrevistó con Bolívar, pero las divergencias entre los dos jefes eran muy acusadas y llegaban a la rivalidad. Tanto era así, que San
Martín cedió el mando a Bolívar y se marchó a Europa. Murió en Francia el año 1850. En 1819 Bolívar había derrotado a los realistas en Boyacá, victoria que le permitió conquistar Bogotá y Nueva Granada, alcanzando la independencia de la Gran Colombia. La victoria de Carabobo (1821) que le había dado Venezuela, lo erigió en Libertador y jefe del Estado que en ella se formó. Por haberse sublevado Riego en España, el cuerpo expedicionario que debía reforzar a los realistas del Ecuador y Perú no llegó y le fue fácil a Bolívar dominar, con ayuda de Sucre, todos los territorios de la Audiencia de Quito. El ejército español del Perú fue derrotado en 1824 en la batalla de Junín, y en el mismo año Sucre venció a los realistas en Ayacucho.
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Independencia de Hispanoamérica
Tarde o temprano habían de separarse de España los pueblos que creían haber llegado a la mayoría de edad. El ejemplo de los Estados Unidos obraba como un aliciente fortísimo, pero fueron las doctrinas de la Ilustración, y de un modo especial el ejemplo de la Revolución Francesa, las que impulsaron a los criollos a desear la separación. A fines del siglo XVIII existía en América un ambiente de oposición a la política excesivamente centralista de los Borbones. Incluso se habían producido algunos conatos de lucha, como el caso del caudillo indio que se hacía llamar Tupac Amaru, y que al frente de grupos de indígenas luchó contra las tropas españolas en el Perú, pero todos los casos más o menos esporádicos fueron reprimidos con energía por los virreyes. Al mismo tiempo castigaron con gran severidad toda propaganda de tipo subversivo o liberal que se realizara en las colonias. Uno de los primeros intelectuales que empezó a sembrar la semilla de la libertad fue el colombiano Antonio Nariño (1765- 1823). Ya en tiempo de Carlos III, y más tarde durante el reinado de Carlos IV, los ministros que tuvieron cierta visión política, como Floridablanca, e incluso Godoy, aconsejaron a los monarcas españoles conceder cierta autonomía y sustituir a los virreyes por infantes de España, con lo cual la unión de los reinos americanos sería puramente personal y podrían elegir sus gobernantes y administrarse con cierta libertad respecto la burocracia española. Los soberanos se negaron a aceptar reformas fundamentales y aunque Carlos III permitió la libertad de comercio con numerosos puertos españoles, entre ellos el de Barcelona, con lo cual Sevilla perdió el monopolio que ejercía desde la conquista, las medidas adoptadas para hacer frente a un cambio político fueron escasas e inútiles. Los criollos, hijos de españoles que se sentían americanos, veían cómo iba cobrando importancia el comercio y prosperaba el país que seguía en manos de "gachupines", es decir, gentes venidas de España al amparo de un nombramiento real. Por esta razón fueron casi siempre criollos, en general grandes terratenientes, los que dieron mayor impulso a los movimientos revolucionarios de independencia. Junto a ellos existían elementos intelectuales en contacto con las logias masónicas de Londres y Cádiz, encargadas de infiltrar la doctrina secesionista y liberal en los medios cultos de cada país. Cuando España cayó bajo el poder napoleónico y se quedó sin rey, las colonias no quisieron reconocer a Bonaparte y aprovecharon la ocasión para crear movimientos separatistas que al principio sólo pretendían reformar la estructura de la administración. Tampoco aceptaron la autoridad de la Junta Suprema de España y crearon sus propias Juntas, que fueron el germen de los gobiernos independientes. Como la metrópoli no podía ni impedir ni dirigir este movimiento, los hechos se produjeron en los primeros momentos sin apenas resistencia por parte de las tropas realistas españolas, pero cuando Fernando VII recuperó el trono se produjo una violenta reacción contra el levantamiento y se formalizó la lucha.
FRANCISCO DE MIRANDA. Había nacido en Venezuela (1756-1816) y fue un tipo extraordinario, mezcla de aventurero y hombre de armas. En el Ejército español había alcanzado la graduación de capitán y cuando estalló la guerra por la independencia de los Estados Unidos combatió al lado de Washington para pasar luego a Francia y unirse a los girondinos cuando la Revolución. En 1806 intentó desembarcar en Venezuela para ponerse al frente del movimiento separatista que empezaba a actuar, pero los criollos no le secundaron por una razón digna de tenerse en cuenta: le apoyaba descaradamente Inglaterra. Los criollos deseaban cortar la unión con España, pero no someterse al dictado de otra potencia que, de haber triunfado en aquel momento Miranda, hubiese ejercido una influencia decisiva. Más tarde volvió a surgir esta figura y tomó parte activa en movimientos que luego se relatarán.
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INTERPRETACIONES DE LA INDEPENDENCIA DE AMÉRICA. Hubo un tiempo en que los historiadores de Europa explicaban la independencia de América como el resultado ineludible d una ley biológica: los pueblos que alcanzan su mayoría de edad, los pájaros que crían alas y se alejan de sus padres. Tal habría ocurrido con España y sus hijas americanas. Esta teoría respondía, en cierto modo, a un fatalismo histórico, a algo inexorable que obedecía a leyes biológicas y no había podido evitarse. No obstante, pronto surgieron otras teorías. Las doctrinas racistas del conde de Gobineau y del inglés Chamberlain, que se fundaban en las diferencias de las razas para explicar los procesos históricos, hicieron creer, especialmente a los americanos, que la independencia de América había sido producto del choque entre indios y españoles o criollos y españoles. Los nativos, por envidia, rivalidad o simple odio a sus padres, habrían hecho una revolución para ocupar los empleos que, de otra manera, no podían alcanzar. La teoría racista coincidió en cierto modo con la económica, nacida de las doctrinas de Carlos Marx y Federico Engels. Los americanos, según los creyentes en esta interpretación histórico-económica, estaban hartos de las prohibiciones comerciales que imponía la Madre Patria. El monopolio de los comerciantes de Cádiz habría hecho pensar en la independencia del Nuevo Mundo y ésta se habría realizado en los momentos en que España estaba en guerra con Napoleón y no podía dominar debidamente a los sublevados. Han creído en esta doble interpretación los más eminentes historiadores de América y, en particular, de la Argentina, donde todavía es enseñada, como Bartolomé Mitre, Vicente Fidel López y otros muchos. A comienzos del siglo XIX surgieron otras interpretaciones. El francés Marius André creyó que América se había sublevado y hecho independiente por amor a la religión católica, temerosa de que los ingleses alejasen el catolicismo y los americanos cayesen en el protestantismo o el ateísmo. Las guerras de México, donde los rebeldes eran acaudillados por los sacerdotes Hidalgo y Morelos, podían ser un ejemplo y una prueba. La teoría de André causó sensación, porque rompía con las tradiciones económicas y racistas; pero pronto se comprobó que no era exacta, que no coincidía con la realidad. La independencia del Nuevo Mundo, incuestionablemente, había nacido de otras causas. ¿Cuáles podían ser? Como reacción aparecieron dos nuevas interpretaciones. Una atribuía a la sociedad secreta de la masonería los trabajos que habían llevado a la independencia. Sus fundamentos eran firmes. Los grandes hombres de la independencia, como San Martín, Miranda, Bolívar, Belgrano y tantos otros habían sido masones. Pero otra teoría significó la anulación de esta última interpretación. La independencia, aseguraron unos autores, nació en las conspiraciones de los jesuitas expulsados por el rey Carlos III en 1776. Para recuperar sus bienes y vengarse de un monarca adverso a la orden, habrían contribuido a producir la independencia del Nuevo Mundo. Fue, entre otros, un padre jesuita, el reverendo Padre Miguel Batllori, quien demostró la inconsistencia de esta tesis. En la Argentina, en torno al 1910, nacieron las primeras dudas sobre las tesis tradicionales. Fue el jurista José León Suárez quien expuso la teoría de que la independencia argentina no nació de causas económicas o raciales, sino de ideales políticos y que, en un principio, los americanos no estuvieron en contra de Fernando VII, sino a su favor. La independencia habría surgido más tarde, al desengañarse los americanos de los propósitos fernandistas. Esta teoría encontró la oposición de los historiadores argentinos y americanos más destacados de aquel entonces. El doctor Ricardo Levene y otros, siguiendo a Mitre y a Vicente Fidel López, defendieron la vieja tesis economista y racista y, además, agregaron una teoría conspiracionista de políticos que se reunían en asambleas misteriosas y trabajaban por la independencia del Nuevo Mundo. El precursor Miranda los habría guiado desde Londres con su correspondencia. Al mismo tiempo, en España, tomaba fuerzas otra interpretación. La Independencia de América habría sido obra de los políticos ingleses. Para vengarse de la ayuda que los españoles habían dado a los colonos de la América del Norte en su lucha contra la Gran Bretaña, los ingleses habrían ayudado secretamente a los hispanoamericanos para separarse de España. La presencia de algunos ingleses en los ejércitos liberales de América sería una prueba confirmatoria. Los historiadores oscilaban entre las influencias indígenas, criollas, inglesas, francesas, económicas y masónicas, sin saber qué rumbo tomar. Las teorías de José León Suárez no eran compartidas por los defensores de tantas otras suposiciones. En 1940 comenzó a hacer oír una nueva interpretación el argentino Enrique de Gandía. A su entender, ninguna de las teorías conocidas estaban en condiciones de explicar satisfactoriamente la génesis de los acontecimientos. La verdad es, según él, muy distinta y fácil de comprender. La familia real española estaba deshecha por sus disputas internas, originadas por la rivalidad que existía entre la política de Manuel Godoy y las aspiraciones del heredero al trono, el joven Fernando VII. El emperador Napoleón se aprovechó de esta división para su
beneficio, atrayéndose a las dos partes y usurpando luego el trono de España para dárselo a su hermano José. El pueblo español primero se libró de Manuel Godoy, el "Príncipe de la Paz", por medio del motín de Aranjuez, en marzo de 1809 y en seguida se levantó contra los franceses, en Madrid, el 2 de mayo de ese mismo año. Y España, sin rey ni autoridades, comenzó a gobernarse por sí misma. En cada ciudad se formó una junta popular que regía los destinos de la comunidad. Era evidente que el poder de los reyes quedaba desbordado por un pueblo que ansiaba liberarse no sólo de los franceses, sino de la secuela fatídica de los borbones. Las juntas se levantaban sobre el principio de los derechos naturales del hombre. Los hombres son libres e iguales. Santo Tomás ha enseñado que Dios da el poder a los hombres cuando se reúnen en sociedad y que éstos pasan una parte de ese poder a un gobernante, hasta que se lo retiran si el gobierno no cumple sus mandatos. Sobre este principio se gobernó el pueblo español en su lucha contra los franceses. América recibió emisarios españoles que inducían a las principales ciudades a crear juntas como en España. Esto se conjugaba con la creciente necesidad de las colonias de liberarse de esa avasallante situación caótica que imponía sus reales en el comercio, en las actividades ecónomicas internas y en todas las manifestaciones de vida activa. Así es como se intentó crear algunas juntas, pero los gobernadores y virreyes, que no querían perder sus empleos, no las aceptaron sino hasta muy tarde, cuando la Junta Central ya gobernaba a nombre de Fernando VII. La primera junta de este tipo en América fue instalada en Montevideo, por Martín de Alzaga, en 1808. Es interesante consignar que Alzaga, destacado combatiente contra las invasiones inglesas a Buenos Aires y síndico de esa ciudad, fue condenado por su actividad realista después de la instalación del Primer Gobierno Patrio. La instalación de juntas gubernativas en América se aceleró con la noticia de la caída de la Junta Central que obedecía a Fernando VII. El 19 de abril de 1810 se creó la Junta de Caracas y el 25 de mayo la Junta de Buenos Aires, luego de una fallida junta organizada por el mismo virrey Cisneros con el objeto de detener las pretensiones patriotas de gobierno propio. La creación de las Juntas en América, según Gandía, no fue una solución definitiva. Habían seguido el ejemplo de España, es cierto, pero muchos políticos querían seguir el ejemplo diferente: la obediencia a un Consejo de Regencia que se había instalado en Cádiz. Este consejo, ilegal, formado por su propia voluntad, sin el voto de los españoles ni de los americanos ni el conocimiento de Fernando VII, pretendía mandar sobre toda América. Para ello aseguraba a las autoridades existentes que las mantendría en sus puestos. Es lógico que se apresurasen a reconocerlo y obedecerlo y se entablase, por tanto y en seguida, una lucha feroz entre los partidarios de las Juntas populares y los defensores del Consejo de Regencia. El historiador Gandía ha señalado y destacado estos hechos como factores que presentan la antiguamente llamada revolución americana como una perfecta guerra civil. No hubo, según él, revolución en América en contra de España ni de Fernando VII. En todas las ciudades en donde se suspendió o echó a los virreyes fue por el odio que todos, españoles y criollos, tomaron hacia la situación existente en el gobierno español, en su dinastía real y a las arbitrariedades que dichos factores provocaban. Al mismo tiempo, al aclamar en todas partes a Fernando VII, se afirmaba la esperanza de conseguir una situación apta para el desenvolvimiento liberal de todos los territorios del tambaleante imperio español. Hay historiadores que creen en una posible "máscara de Fernando VII", es decir, en una simulación de innumerables políticos y todos los pueblos de América, que habrían proclamado su fidelidad a Fernando y habrían deseado, secretamente, la instauración de un sistema de gobierno independiente. Es evidente que ha habido ciertos americanos que en ello confiaban y perseveraban. El ejemplo de Mariano Moreno en el Río de la Plata es aleccionador. Pero en su conjunto, las condiciones para la independización total de los pueblos americanos de la dominación española aún no estaban a punto y por ello es que se produjeron tantas vacilaciones, incertidumbres y fracasos en las medias tintas del primer período independendista que podemos hacer extender, generalizando, hasta 1816. Por esta razón, los partidarios de la escuela "simulacionista" son cada día menos. La independencia, según la tesis que ellos refutan, llegó cuando los americanos comprendieron que Fernando VII, de regreso al trono, en 1814, no quería permitir un sistema constitucional, ni una forma democrática de gobierno, aún dentro de una monarquía, ni un "status" conveniente para los pueblos e intereses de las antiguas colonias. Para vivir con libertad y constitución, como se ansiaba en España y sostenía el partido liberal, se declaró la independencia de toda América, de las "Provincias Unidas de la América del Sud", como consta en el Acta de la Independencia, en la ciudad de Tucumán, el 9 de julio

SAN MARTIN



(1778 - 1850)
Autor: Felipe Pigna
José Francisco de San Martín nació en Yapeyú, hoy provincia de Corrientes, un 25 de febrero de 1778. Yapeyú había sido fundada en febrero de 1627 por los Jesuitas y se transformó con el tiempo en el más importante centro ganadero del Río de la Plata, famoso sus zapaterías cuyos productos eran exportados a Chile y Perú. También se producían ahí diversos instrumentos musicales de gran calidad. Todo esto decayó con la expulsión de los jesuitas en 1768, pero Yapeyú siguió siendo una ciudad importante dentro de la estrategia española para estas tierras. Así fue como el gobernador de Buenos Aires, Bucarelli, encomendó al Capitán don Juan de San Martín el cargo de teniente de gobernador de Yapeyú en 1774. Allí se instaló don Juan con su mujer, Gregoria Matorras, y sus hijos María Elena, Juan Fermín y Manuel Tadeo. Poco después nacerán Justo Rufino y el menor de la familia, José Francisco, quien pronto comenzó a ser cuidado por una niñera india, Juana Cristaldo que según doña Gregoria, lo consentía demasiado. Cuando José tenía apenas tres años, toda la familia debió abandonar Yapeyú y trasladarse a Buenos Aires. El virrey Vértiz le ordenó a Don Juan hacerse cargo de la instrucción de los oficiales del batallón de voluntarios españoles. Los San Martín vivirán en la capital del virreinato hasta 1784 cuando fue aceptado el pedido de Don Juan para regresar a España. Se le encargó la dirección de un regimiento en Málaga y allí se instaló la familia. José, que tenía por entonces ocho años ingresó al Seminario de Nobles de Madrid. Allí aprendió latín, francés, castellano, dibujo, poética, retórica, esgrima, baile, matemáticas, historia y geografía. En 1789, a los once años ingresó como cadete al regimiento de Murcia y en poco tiempo ya tomará parte activa en numerosos combates en España y en el Norte de África. Entre 1793 y 1795 durante la guerra entre España y Francia, el joven San Martín tuvo una actuación destacada en todos los combates en los que participó, y ascendió rápidamente en sus grados militares hasta llegar al de segundo teniente. En la guerra contra las fuerzas napoleónicas y ya con el grado de Teniente Coronel, fue condecorado con la medalla de oro por su heroica actuación en la batalla de Bailén el 19 de julio de 1808 El joven José no olvidaba sus orígenes americanos y estaba muy al tanto de los sucesos del Río de la Plata. Al enterarse de los hechos de mayo de 1810, decidió pedir el retiro del ejército español para poner sus conocimientos y experiencia al servicio de la naciente revolución americana. Había tomado contacto en España con círculos liberales y revolucionarios que veían con simpatía la lucha por la emancipación americana. Salió de Cádiz para Londres el 14 de septiembre de 1811. Londres ya era por entonces la gran capital de la Revolución Industrial a cuya sombra florecían las ideas liberales, ante todo en lo económico, pero también en lo político. Allí prosperaban los grupos revolucionarios como la "Gran Hermandad
Americana", una logia fundada por Francisco de Miranda, un patriota venezolano que se proponía liberar América con la ayuda financiera de los ingleses. Durante sus cuatro meses de estadía en Londres, San Martín tomará contacto con los miembros de la "Hermandad", sobre todo con Andrés Bello y con personas vinculadas al gobierno británico, como James Duff y Sir Charles Stuart, quienes le hacen conocer el plan Maitland. El plan, un manuscrito de 47 páginas, había sido elaborado por el general inglés Thomas Maitland en 1800 y aconsejaba tomar Lima a través de Chile por vía marítima. San Martín tendrá muy en cuenta las ideas del militar inglés en su campaña libertadora. Finalmente en enero de 1812 San Martín emprende el regreso a su tierra natal a bordo de la fragata inglesa George Canning. "Yo serví en el ejército español desde la edad de trece a treinta y cuatro años, hasta el grado de teniente coronel de caballería. En una reunión de americanos en Cádiz, sabedores de los primeros movimientos de Caracas, Buenos Aires, etc., resolvimos regresar cada uno al país de nuestro nacimiento a fin de prestarle nuestro servicio en la lucha." José de San Martín A poco de llegar San Martín a Buenos Aires, logró que se le respetara su grado militar de Teniente Coronel y que se le encomendara la creación de un regimiento para custodiar las costas del Paraná asoladas por los ataques de los españoles de Montevideo. Así nació el regimiento de Granaderos a Caballo. El propio San Martín diseñará los uniformes y las insignias del nuevo cuerpo militar que se instala en el Retiro. La situación política en Buenos Aires era complicada. Gobernaba el Primer Triunvirato integrado por Feliciano Chiclana, Manuel de Sarratea y Juan José Paso. Pero el verdadero poder estaba en manos del secretario de gobierno, Bernardino Rivadavia, que venía desarrollando una política muy centralista que desoía todos los reclamos del interior, cada vez más perjudicado por la política económica de Buenos Aires que fomentaba el libre comercio y mantenía un manejo exclusivo del puerto y de la aduana. A poco de llegar, San Martín entró en contacto con los grupos opositores al triunvirato, encabezados por la Sociedad Patriótica fundada por Bernardo de Monteagudo, y creó, junto a su compañero de viaje Carlos de Alvear, la Logia Lautaro, una sociedad secreta cuyos objetivos principales eran la Independencia y la Constitución Republicana. San Martín y sus compañeros se decidieron a actuar y el 8 octubre de 1812 marcharon con sus tropas, incluidos los granaderos, hacia la Plaza de la Victoria (actual Plaza de Mayo) y exigieron la renuncia de los triunviros en un documento redactado por San Martín que concluía diciendo: "...no siempre están las tropas para sostener gobiernos tiránicos". Fue designado un segundo triunvirato afín a la Logia y a la Sociedad Patriótica integrado por Juan José Paso, Nicolás Rodríguez Peña y Antonio Álvarez Jonte. Don José se hacía tiempo también para la diversión y poco a poco fue tenido en cuenta en las selectas listas de invitados de las tertulias porteñas. La más famosa y agradable, según cuentan, era la de Don Antonio Escalada y su esposa Tomasa, en la que sus hijas, Remedios y Nieves, no perdían de vista a ningún nuevo visitante. Por allí pasó Don José y surgió el romance con Remedios. Poco después, el 12 de noviembre de 1812 se casaron. Él tenía 34 años y ella 15. El 3 de febrero de 1813 los Granaderos de San Martín entraban por primera vez en combate frente al Convento de San Lorenzo, en Santa Fe. El triunfo fue total y el prestigio del ahora coronel San Martín crecía sin cesar. Fue así que en 1814 se le encomendó el mando del ejército del Norte en reemplazo del General Belgrano. San Martín aceptó el cargo pero hizo saber a las autoridades que sería inútil insistir por la vía del Alto Perú y que se retiraría a Córdoba para reponerse de los dolores causados por su úlcera estomacal y terminar de delinear las bases de su nueva estrategia militar consistente en cruzar la cordillera, liberar a Chile y de allí marchar por barco para tomar el bastión realista de Lima. Repuesto parcialmente de sus males, pero con el plan terminado y aprobado, logró ser nombrado gobernador de Cuyo. En Mendoza comenzó los preparativos para su ambicioso plan sin descuidar las tareas de gobierno. Fomentó la educación, la agricultura y la industria y creó un sistema impositivo igualitario cuidando que pagaran más los que más tenían. Todo el pueblo cuyano colaboró según sus posibilidades para armar y aprovisionar al Ejército de los Andes. El propio gobernador dio el ejemplo reduciendo su propio sueldo a la mitad. San Martín debió enfrentar en Cuyo la oposición la oposición de los hermanos Carreras, exiliados chilenos que habían abandonado su país tras la derrota de Rancagua. Uno de ellos, José Miguel había sido presidente de la Junta de Gobierno de Chile en 1814 y se oponía a la alianza de O'Higgins con San Martín. Los tres hermanos terminaron involucrándose en las guerras civiles argentinas y murieron fusilados. El 24 de marzo se reúne el Congreso en Tucumán. San Martín, preocupado por la demora en sancionar la independencia dirige una carta al diputado por Cuyo, Godoy Cruz. "¿Hasta cuándo esperaremos para declarar nuestra independencia? ¿No es cosa bien ridícula acuñar moneda, tener el pabellón y escarapela nacional y, por último, hacer la guerra al soberano de quien se dice dependemos, y permanecer a pupilo de los enemigos?" El 16 de agosto de 1816, nació Mercedes Tomasa de San Martín, la única hija de la pareja. A principios de 1817 comenzó el heroico cruce de los Andes.
"Compañeros del Ejército de los Andes: La guerra se la tenemos que hacer como podamos: si no tenemos dinero; carne y tabaco no nos tiene que faltar. Cuando se acaben los vestuarios, nos vestiremos con la bayetilla que nos tejan nuestras mujeres y si no andaremos en pelota como nuestros paisanos los indios, seamos libres y lo demás no importa. Compañeros, juremos no dejar las armas de la mano hasta ver el país enteramente libre, o morir con ellas como hombres de coraje." José de San Martín Durante muchos tramos San Martín debió ser trasladado en camilla debido a los terribles dolores provocados por la úlcera. A poco de cruzar los Andes, el 12 de febrero de 1817, las fuerzas patriotas derrotan a los españoles en la cuesta de Chacabuco, iniciando de esa forma la independencia de Chile. El 19 de marzo del año siguiente las fuerzas patriotas sufrieron una derrota en Cancha Rayada. Afortunadamente el General Las Heras logró salvar a su cuerpo y en base a estos hombres pudo reorganizarse un ejército de 5.000 hombres y vencer definitivamente a los realistas en Maipú el 5 de abril de 1818. Pocos días después de Maipú, San Martín volvió a cruzar la cordillera rumbo a Buenos Aires para solicitar ayuda al gobierno del Directorio para la última etapa de su campaña libertadora: el ataque marítimo contra el bastión realista de Lima. Obtiene la promesa de una ayuda de 500.000 pesos para su plan limeño de los que sólo llegarán efectivamente 300.000. San Martín regresó a Chile, donde obtuvo la ayuda financiera del gobierno y armó una escuadra que quedará al mando del marino escocés Lord Cochrane. Mientras tanto, en Buenos Aires las cosas se complican. Pueyrredón propicia la invasión portuguesa de la Banda Oriental para combatir a Artigas y le ordena a San Martín que baje con su ejército y encabece la represión de los orientales. San Martín se niega y le aclara que "el general San Martín jamás desenvainará su espada para derramar sangre de hermanos". El 20 de agosto de 1820 partió desde el puerto chileno de Valparaíso la expedición libertadora. La escuadra estaba formada por 24 buques y conducía a unos 4.800 soldados. El 12 de septiembre la flota fondeó frente al puerto peruano de Pisco. Una división al mando del General Arenales se dirigió hacia el interior del Perú con el objetivo de sublevar a la población y obtuvo la importante victoria de Pasco el 6 de diciembre de 1820. Por su parte San Martín ordenó bloquear el puerto Lima. Así, el virrey De la Serna se vio acosado por todos los flancos y debió rendirse el 10 de julio de 1821. Ese día entró victorioso el general San Martín a la capital virreinal. El 28 de julio de 1821 San Martín declaró la independencia del Perú. Se formó un gobierno independiente que nombró a San Martín con el título de Protector del Perú, con plena autoridad civil y militar. En un principio el general se había negado a aceptar el cargo, pero el clamor popular y los consejos de su amigo y secretario, Bernardo de Monteagudo, le hicieron recordar que el peligro realista no había desaparecido, que las fuerzas del virrey se estaban reorganizando en los cuatro puntos cardinales del Perú y que por lo tanto su presencia se hacía imprescindible para terminar definitivamente con el dominio español. San Martín abolió la esclavitud y los servicios personales (mita y yanaconazgo), garantizó la libertad de imprenta y de culto, creó escuelas y la biblioteca pública de Lima. Debió enfrentar graves dificultades financieras, lo que creó entre la población un creciente descontento. Pese a las dificultades San Martín pudo controlar la situación y lograr la rendición de los realistas del Sur y del Centro del Perú. Mientras San Martín llevaba adelante su campaña desde el Sur el patriota venezolano Simón Bolívar, lo venía haciendo desde el Norte. El general Sucre, lugarteniente de Bolívar, solicitó ayuda a San Martín para su campaña en Ecuador. El general argentino le envió 1600 soldados que participaron victoriosamente en los combates de Riobamba y Pichincha que garantizaron la rendición de Quito. Finalmente los dos libertadores decidieron reunirse. La famosa entrevista de Guayaquil, en Ecuador, se realizó entre los días 26 y 27 de julio de 1822. Había entre ellos diferencias políticas y militares. Mientras San Martín era partidario de que cada pueblo liberado decidiera con libertad su futuro, Bolívar estaba interesado en controlar personalmente la evolución políticas de las nuevas repúblicas. El otro tema polémico fue quién conduciría el nuevo ejército libertador que resultaría de la unión de las tropas comandadas por ambos. San Martín propuso que lo dirigiera Bolívar pero éste dijo que nunca podría tener a un general de la calidad y capacidad de San Martín como subordinado. El general argentino tomó entonces una drástica decisión: retirarse de todos sus cargos, dejarle sus tropas a Bolívar y regresar a su país. Tras la entrevista de Guayaquil San Martín regresó a Lima y renunció a su cargo de Protector del Perú. "La presencia de un militar afortunado, por más desprendimiento que tenga es temible a los estados que de nuevo se constituyen. Por otra parte ya estoy aburrido de oír decir que quiero hacerme soberano. Sin embargo siempre estaré a hacer el último sacrificio por la libertad del país, pero en clase de simple particular y no más. En cuanto a mi conducta pública mis compatriotas dividirán sus opiniones; los hijos de éstos darán el verdadero fallo." Partió luego rumbo a Chile donde permaneció hasta enero de 1823. Cruzó por última vez los Andes, estuvo unos días en
Mendoza y pidió autorización para entrar en Buenos Aires para poder ver a su esposa, que estaba gravemente enferma. Rivadavia, ministro de gobierno del gobernador Martín Rodríguez, le negó el permiso argumentando que no estaban dadas las condiciones de seguridad para que San Martín entrara a la ciudad. En realidad Rivadavia, que siempre le había negado cualquier tipo de ayuda a San Martín, temía que el general entrase en contacto con los federales del Litoral. El gobernador de Santa Fe, Estanislao López, le envió una carta advirtiéndole que el gobierno de Buenos Aires esperaba su llegada para someterlo a un juicio por haber desobedecido las órdenes de reprimir a los federales y le ofreció marchar con sus tropas sobre Buenos Aires si se llegara a producir tan absurdo e injusto juicio. San Martín le agradeció a López su advertencia pero le dijo que no quería más derramamiento de sangre. Ante el agravamiento de la salud de Remedios, pese a las amenazas, San Martín decidió viajar igual a Buenos Aires pero lamentablemente llegó tarde. Su esposa ya había muerto sin que él pudiera compartir al menos sus últimos momentos. Difamado y amenazado por el gobierno unitario, San Martín decidió abandonar el país en compañía de su pequeña hija Mercedes rumbo a Europa. Merceditas tenía siete años y recién ahora conocería de verdad a su padre. San Martín comenta en una carta a su entrañable amigo Tomás Guido: "Cada día me felicito más y más de mí decisión de haberla conducido a Mercedes conmigo a Europa y arrancado del lado de doña Tomasa (su suegra). Esta amable señora con el excesivo cariño que le tenía me la había resabiado, como dicen los paisanos, en términos que era un diablotín...". En 1825 redacta las famosas máximas, una serie de recomendaciones para su educación en caso de que él no estuviera a su lado. Allí les aconseja el amor a la verdad, la tolerancia religiosa, la solidaridad y la dulzura con los pobres, criados y ancianos; amor al aseo y desprecio al lujo. Tras pasar brevemente por Londres, San Martín y su hijita se instalaron en Bruselas. En 1824 pasan a París para que Mercedes complete sus estudios. San Martín atravesaba en Europa una difícil situación económica. Del gobierno argentino no podía esperar nada y ni el Perú ni Chile le pagaban regularmente los sueldos que le correspondían como general retirado. Vivía de la escasa renta que le producía el alquiler de una casa en Buenos Aires y de la ayuda de algunos amigos como el banquero Alejandro Aguado que lo ayudó para poder comprar su casa de Grand Bourg. Pero el general seguía interesado e inquieto por la situación de su país. En febrero de 1829 llega al puerto de Buenos Aires pero no desembarca. Se entera del derrocamiento del gobernador Dorrego y de su trágico fusilamiento a manos de los unitarios de Lavalle. Muchos oficiales le envían cartas a su barco y lo van a visitar con la intención de que se haga cargo del poder. San Martín se niega porque piensa que tome el partido que tome tendrá que derramar sangre argentina y no está dispuesto a eso. Triste y decepcionado decide regresar. Pasa unos meses en Montevideo y finalmente retorna a Francia. En 1832 una epidemia de cólera asoló Francia. San Martín y su hija Mercedes, fueron afectados por esa grave enfermedad. Los trató un médico argentino, Mariano Balcarce, hijo de un viejo amigo y camarada de armas de San Martín, el general Antonio Balcarce, vencedor de Suipacha. Mariano atendió durante meses a los San Martín, aunque podría decirse que sobre todo prestó mucha atención a Mercedes. Pero la cosa fue mutua y el 13 de diciembre de 1832 Mariano Balcarce y Mercedes de San Martín se casaron y se fueron de luna de miel a Buenos Aires. En 1838, durante el gobierno de Rosas, los franceses bloquearon el puerto de Buenos Aires. Inmediatamente José de San Martín le escribió a don Juan Manuel ofreciéndole sus servicios militares. Rosas agradeció el gesto y le contestó que podían ser tan útiles como sus servicios militares las gestiones diplomáticas que pudiera realizar ante los gobiernos de Francia e Inglaterra. Al enterarse del bravo combate de la vuelta de Obligado, el 20 de noviembre de 1845, cuando los criollos enfrentaron corajudamente a la escuadra anglo-francesa, San Martín volvió a escribir a Rosas y a expresarle sus respetos y felicitaciones: "Ahora los gringos sabrán que los criollos no somos empanadas que se comen así nomás sin ningún trabajo". San Martín para ese entonces estaba muy enfermo. Sufría asma, reuma y úlceras y estaba casi ciego. Su estado de salud se fue agravando hasta que falleció el 17 de agosto de 1850. En su testamento pedía que su sable fuera entregado a Rosas "por la firmeza con que sostuvo el honor de la república contra las injustas pretensiones de los extranjeros que trataban de humillarla" y que su corazón descansara en Buenos Aires. Esta última voluntad se cumplió en 1880, cuando el presidente Avellaneda recibió los restos del libertador.
Fuente: www.elhistoriador.com.ar

MARIANO MORENO



(1778 - 1811)
Autor: Felipe Pigna
Mariano Moreno nació en Buenos Aires el 23 de septiembre de 1778. Su padre, Manuel Moreno y Argumosa, nacido en Santander, era funcionario de la Tesorería de las Cajas Rurales. Su madre, Ana María Valle, era una de las pocas mujeres en Buenos Aires que sabía leer y escribir, y Moreno aprendió con ella sus primeras letras. El de los Moreno era un típico hogar de funcionario de mediana jerarquía, con casa propia y varios esclavos, en los Altos de San Telmo, a prudente distancia del aristocrático barrio del Fuerte. Su aprendizaje posterior estuvo limitado por las escasas posibilidades económicas de su familia: la escuela del Rey y el Colegio de San Carlos, que sólo se lo admitió como oyente. Fray Cayetano Rodríguez, uno de los maestros de Moreno, le abrió la biblioteca de su convento. Su aspiración de seguir estudios en la Universidad de Chuquisaca se vio postergada hasta que su padre pudo reunir el dinero necesario. Finalmente, en noviembre de 1799, Moreno emprendió la travesía hacia el Norte. Dos meses y medio de viaje, incluyendo quince días de enfermedad en Tucumán, fueron el prólogo de la nueva etapa de su vida.
Moreno tenía veintiún años cuando llegó a Chuquisaca. Allí trabó una profunda amistad con el canónigo Terrazas, hombre de gran cultura que le facilitó el acceso a su biblioteca y lo incluyó en su círculo de amigos y discípulos.
Respetando la voluntad de su padre, en 1800 siguió los cursos de teología en la universidad de Chuquisaca. Un año después se doctoró e inició los cursos de derecho.
De todos los autores que frecuentó en la biblioteca de Terrazas, Juan de Solórzano y Pereyra y Victorián de Villalba, le dejaron la más profunda huella. Solórzano reclamaba, en su Política Indiana, la igualdad de derechos para los criollos. Villalba, en su Discurso sobre la mita de Potosí, denunciaba la brutal esclavitud a que se sometía a los indios en las explotaciones mineras: "En los países de minas no se ve sino la opulencia de unos pocos con la miseria de infinitos".
También fue en aquella biblioteca donde Moreno tomó contacto por primera vez con los grandes pensadores del "siglo de las luces". Quedó particularmente impresionado por Rousseau y su estilo directo y contundente: "El hombre es libre, pero en
todas partes se halla encadenado", decía el autor de El contrato social.
En 1802, Moreno visitó Potosí y quedó profundamente conmovido por el grado de explotación y miseria al que eran sometidos los indígenas en las minas. De regreso a Chuquisaca, escribió su Disertación jurídica sobre el servicio personal de los indios, donde decía entre otras cosas: "Desde el descubrimiento empezó la malicia a perseguir unos hombres que no tuvieron otro delito que haber nacido en unas tierras que la naturaleza enriqueció con opulencia y que prefieren dejar sus pueblos que sujetarse a las opresiones y servicios de sus amos, jueces y curas".
En 1804, Moreno se enamoró de una joven de Charcas, María Guadalupe Cuenca. Guadalupe estaba destinada por su madre a ser monja, pero el amor por Moreno aumentó sus argumentos para negarse a la reclusión del convento. Se casaron a poco de conocerse y un año después, nació Marianito.
La situación de los Moreno en Chuquisaca se estaba tornando complicada. Entre 1803 y 1804, Moreno había hecho su práctica jurídica en el estudio de Agustín Gascón, asumiendo la defensa de varios indios contra los abusos de sus patrones. En sus alegatos inculpó al intendente de Cochabamba y al alcalde de Chayanta. Las presiones aumentaron y Moreno decidió regresar a Buenos Aires con su familia.
A poco de llegar, a mediados de 1805, comenzó a ejercer su profesión de abogado y fue nombrado Relator de la Audiencia y asesor del Cabildo de Buenos Aires.
Durante las invasiones inglesas escribió una memoria con los acontecimientos más destacables. "Yo he visto llorar muchos hombres por la infamia con que se les entregaba; y yo mismo he llorado más que otro alguno, cuando a las tres de la tarde del 27 de junio de 1806, vi entrar a 1.560 hombres ingleses, que apoderados de mi patria se alojaron en el fuerte y demás cuarteles de la ciudad."
Tras las invasiones inglesas, los grupos económicos de Buenos Aires se fueron dividiendo en dos fracciones bien marcadas y enfrentadas: los comerciantes monopolistas y los ganaderos exportadores. Los comerciantes españoles querían mantener el privilegio de ser los únicos autorizados para introducir y vender los productos extranjeros que llegaban desde España. Estos productos eran carísimos porque España a su vez se los compraba a otros países, como Francia e Inglaterra, para después revenderlos en América. En cambio, los ganaderos querían comerciar directa y libremente con Inglaterra y otros países que eran los más importantes clientes y proveedores de esta región. España se había transformado en una cara, ineficiente e innecesaria intermediaria.
Tras el interinato del Virrey Liniers, ocupó el cargo en 1809 don Baltasar Hidalgo de Cisneros. La situación del virreinato era complicada. El comercio estaba paralizado por la guerra entre España y Napoleón, que provocaba una enorme disminución de las rentas aduaneras de Buenos Aires, principal fuente de recursos.
Ante la desesperante escasez de recursos, el nuevo virrey tomó una medida extrema, aun contra la oposición del consulado: aprobó un reglamento provisorio de libre comercio que ponía fin a siglos de monopolio español y autorizaba el comercio con los ingleses. Los comerciantes monopolistas españoles se opusieron y lograron que el apoderado del Consulado de Cádiz, Fernández de Agüero, enviara una nota de protesta al virrey, en la que alertaba sobre los peligros "económicos y religiosos" que implicaba el comercio directo con los ingleses. Moreno escribió entonces su célebre Representación de los hacendados. Allí defiende la libertad de comercio: "Nada es hoy tan provechoso para la España como afirmar por todos los vínculos posibles la estrecha unión y alianza con la Inglaterra. Esta nación generosa que, conteniendo de un golpe el furor de la guerra, franqueó a nuestra metrópoli auxilios y socorros, es acreedora por los títulos más fuertes a que no se separe de nuestras especulaciones el bien de sus vasallos (...) Acreditamos ser mejores españoles cuando nos complacemos de contribuir por relaciones mercantiles a la estrecha unión de una nación generosa y opulenta, cuyos socorros son absolutamente necesarios para la independencia de España".
Un memorandum del Foreign Office de 1809 decía: "Sea que sigan dependiendo de España o que formen gobiernos independientes, lo cierto es que los sudamericanos, en este momento, abren sus brazos a Inglaterra: es
indiferente en qué forma buscan nuestra ayuda, siempre que el incremento de los negocios y el nuevo mercado que nos ofrecen para la venta de nuestras manufacturas compense nuestra protección".
La redacción de este documento acercó a Moreno a los sectores revolucionarios, que venían formándose desde las invasiones inglesas, y de los que se había mantenido a una prudente distancia. Tal vez por eso lo haya sorprendido el nombramiento como secretario de la Primera Junta de Gobierno, según cuenta su hermano Manuel.
Moreno no fue protagonista de la Semana de Mayo. No se lo escuchó como a Castelli en el famoso Cabildo del 22, ni anduvo por la plaza con los chisperos de French y Beruti. Su protagonismo comenzó el 25 de mayo de 1810, al asumir las Secretarías de Guerra y Gobierno de la Primera Junta. Desde allí desplegará toda su actividad revolucionaria. Bajo su impulso, la Junta produjo la apertura de varios puertos al comercio exterior, redujo los derechos de exportación y redactó un reglamento de comercio, medidas con las que pretendió mejorar la situación económica y la recaudación fiscal. Creó la biblioteca pública y el órgano oficial del gobierno revolucionario, La Gazeta, dirigida por el propio Moreno, que decía en uno de sus primeros números: "El pueblo no debe contentarse con que sus jefes obren bien; él debe aspirar a que nunca puedan obrar mal. Seremos respetables a las naciones extranjeras, no por riquezas, que excitarán su codicia; no por el número de tropas, que en muchos años no podrán igualar las de Europa; lo seremos solamente cuando renazcan en nosotros las virtudes de un pueblo sobrio y laborioso".
Por una circular del 27 de mayo de 1810, la Junta invitaba a las provincias interiores a enviar diputados para integrarse a un Congreso General Constituyente. En Buenos Aires, el ex virrey Cisneros y los miembros de la Audiencia trataron de huir a Montevideo y unirse a Elío (que no acataba la autoridad de Buenos Aires y logrará ser nombrado virrey), pero fueron arrestados y enviados a España en un buque inglés.
En Córdoba se produjo un levantamiento contrarrevolucionario de ex funcionarios españoles desocupados, encabezado por Santiago de Liniers. El movimiento fue rápidamente derrotado por las fuerzas patriotas al mando de Francisco Ortiz de Ocampo. Liniers y sus compañeros fueron detenidos. La Junta de Buenos Aires ordenó que fueran fusilados, pero Ocampo se negó a cumplir la orden por haber sido compañero de Liniers durante las invasiones inglesas. Moreno se indignó: "¿Con qué confianza encargaremos grandes obras a hombres que se asustan de una ejecución?" Encargó entonces la tarea a Juan José Castelli, quien cumplió con la sentencia, fusilando a Liniers y sus cómplices el 26 de agosto de 1810.
En julio de 1810, la Junta había encargado a Moreno la redacción de un Plan de Operaciones, destinado a unificar los propósitos y estrategias de la revolución. Moreno presentó el plan a la Junta en agosto, y le aclaró a su auditorio que no debía "escandalizarse por el sentido de mis voces, de cortar cabezas, verter sangre y sacrificar a toda costa. Para conseguir el ideal revolucionario hace falta recurrir a medios muy radicales".
En el Plan de Operaciones, Moreno propuso promover una insurrección en la Banda Oriental y el Sur del Brasil, seguir fingiendo lealtad a Fernando VII para ganar tiempo, y garantizar la neutralidad o el apoyo de Inglaterra y Portugal, expropiar las riquezas de los españoles y destinar esos fondos a crear ingenios y fábricas, y fortalecer la navegación. Recomendaba seguir "la conducta más cruel y sanguinaria con los enemigos" para lograr el objetivo final: la independencia absoluta.
A poco de asumir el nuevo gobierno, se habían evidenciado las diferencias entre el presidente, Saavedra, y el secretario Moreno.
Moreno encarnaba el ideario de los sectores que propiciaban algo más que un cambio administrativo. Se proponían cambios económicos y sociales más profundos. Pensaba que la revolución debía controlarse desde Buenos Aires, porque el interior seguía en manos de los sectores más conservadores vinculados al poder anterior.
"El gobierno antiguo nos había condenado a vegetar en la oscuridad y abatimiento, pero como la naturaleza nos ha criado para grandes cosas, hemos empezado a obrarlas, limpiando el terreno de tanto mandón
ignorante."
Saavedra, en cambio, representaba a los sectores conservadores a favor del mantenimiento de la situación social anterior.
Un episodio complicó aun más la relación entre ambos. El 5 de diciembre de 1810, hubo una fiesta en el Regimiento de Patricios, para celebrar la victoria de Suipacha. Uno de los asistentes, el capitán de Húsares Atanasio Duarte, que había tomado algunas copas de más, propuso un brindis "por el primer rey y emperador de América, Don Cornelio Saavedra" y le ofreció a doña Saturnina, la esposa de Saavedra, una corona de azúcar que adornaba una torta.
Al enterarse del episodio, el secretario Moreno decretó el inmediato destierro de Atanasio Duarte, diciendo que "...un habitante de Buenos Aires ni ebrio ni dormido debe tener expresiones contra la libertad de su país"; prohibió todo brindis o aclamación pública a favor de cualquier funcionario y suprimió todos los honores especiales de que gozaba el Presidente de la Junta. La pelea entre Moreno y Saavedra estaba desatada.
Moreno, preocupado por los sentimientos conservadores que predominaban en el interior, entendió que la influencia de los diputados que comenzaban a llegar sería negativa para el desarrollo de la revolución. A partir de una maniobra de Saavedra, estos diputados se fueron incorporando al Ejecutivo, y no al prometido Congreso Constituyente. Moreno se opuso y pidió que se respetara la disposición del 27. Pero estaba en minoría y sólo recibió el apoyo de Paso.
Cornelio Saavedra, moderado y conciliador con las ex autoridades coloniales, había logrado imponerse sobre Mariano Moreno. Para desembarazarse de él lo envió a Europa con una misión relacionada con la compra de armamento. Moreno aceptó, quizás con la intención de dar tiempo a sus partidarios para revertir la situación, y quizás también para salvar su vida. Saavedra dio su versión de los hechos en una carta dirigida a Chiclana el 15 de enero de 1811: "Me llamó aparte y me pidió por favor se lo mandase de diputado a Londres: se lo ofrecí bajo mi palabra; le conseguí todo: se le han asignado 8.000 pesos al año mientras está allí, se le han dado 20.000 pesos para gastos; se le ha concedido llevar a su hermano y a Guido, tan buenos como él, con dos años adelantados de sueldos y 500 pesos de sobresueldo, en fin, cuanto me ha pedido tanto le he servido".
La fragata inglesa Fama soltó amarras el 24 de enero de 1811. A poco de partir Moreno, que nunca había gozado de buena salud, se sintió enfermo y le comentó a sus acompañantes: "Algo funesto se anuncia en mi viaje...". Las presunciones de Moreno no eran infundadas. Resulta altamente sospechoso que el gobierno porteño hubiera firmado contrato con un tal Mr. Curtís el 9 de febrero, es decir, quince días después de la partida del ex secretario de la Junta de Mayo, adjudicándole una misión idéntica a la de Moreno para el equipamiento del incipiente ejército nacional. El artículo 11 de este documento aclara "que si el señor doctor don Mariano Moreno hubiere fallecido, o por algún accidente imprevisto no se hallare en Inglaterra, deberá entenderse Mr. Curtís con don Aniceto Padilla en los mismos términos que lo habría hecho el doctor Moreno".
Al poco tiempo de partir Moreno hacia su destino londinense, Guadalupe, que había recibido en una encomienda anónima un abanico de luto, un velo y un par de guantes negros, comenzó a escribirle decenas de cartas a su esposo. En una de ellas le decía: "Moreno, si no te perjudicas, procura venirte lo más pronto que puedas o hacerme llevar porque sin vos no puedo vivir. No tengo gusto para nada de considerar que estés enfermo o triste sin tener tu mujer y tu hijo que te consuelen; ¿o quizás ya habrás encontrado alguna inglesa que ocupe mi lugar? No hagas eso Moreno, cuando te tiente alguna inglesa acuérdate que tienes una mujer fiel a quien ofendes después de Dios". La carta estaba fechada el 14 de marzo de 1811, y como las otras, nunca llegó a destino. Mariano Moreno había muerto hacía diez días, tras ingerir una sospechosa medicina suministrada por el capitán del barco. Su cuerpo fue arrojado al mar envuelto en una bandera inglesa. Guadalupe le siguió escribiendo sus fogosas cartas. Se enteró de la trágica noticia varios meses después, cuando Saavedra lanzó su célebre frase: "Hacía falta tanta agua para apagar tanto fuego". Los boticarios de la época solían describir los síntomas producidos por la ingesta de arsénico como a un fuego que quema las entrañas.
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