lunes, 11 de abril de 2011

El tren que chocó hace 53 días nunca volvió a funcionar

No hay locomotoras para el servicio entre Retiro y Junín. La inoperancia es total.

Vuelvo a Junín, donde no estuve nunca,/A tu Junín, abuelo Borges, ¿Me oyes,/Sombra o ceniza última, o desoyes/En tu sueño de bronce esta voz trunca? Hay que tener la imaginación de Jorge Luis Borges para poder viajar ida y vuelta a Junín, porque el tren dejó de andar y los pasajeros lo esperan desde hace 53 días. Sólo inoperancia corre por las vías desde el choque de formaciones en San Miguel del 16 de febrero, cuando murieron cuatro personas y hubo decenas de heridos. El viaje desde Retiro quedó suspendido hasta nuevo aviso, porque la única locomotora que estaba disponible para el servicio todavía es sometida a pericias judiciales para determinar las causas del accidente. Increíble, pero real: de una sola locomotora depende el traslado de miles de personas . Se habla ya de una “crisis de tracción” en ramales de la empresa Ferrobaires, que la semana pasada canceló viajes entre Constitución y Mar del Plata luego de otro choque, en Lezama, con 70 heridos. Ramal que choca, ramal que cierra hasta que aparezca una solución. “La preocupación crece y muchos temen que se deje de prestar el servicio a Junín, que es fundamental para estudiantes y trabajadores. Hay pueblos como Castilla, Rawson, San Patricio, San Jacinto y General Rivas que quedaron sin conexión”, señala Horacio Prado, que es docente y administrativo del Hipódromo de San Isidro, no tiene auto y necesita tomar el tren una vez por semana. “El problema en el San Martín es que perdió una locomotora y no tenía reemplazo”, explica Alejandro Bermejo, estudioso del tema de la tracción de las formaciones. Junín queda a 258 kilómetros de Buenos Aires, creció gracias al ferrocarril y, ahora, es una estación desolada. En las boleterías de José C. Paz, los empleados ferroviarios no saben cuándo volverá el tren. En los talleres de Junín, tampoco. En la estación Retiro no se da información. Sólo aconsejan tomar el micro, que cuesta mucho más del doble que el tren. A un costado se ve la formación que chocó en San Miguel, inerte, sin peritos judiciales ni policiales cerca. El sitio www.sateliteferroviario.com.ar avisa a los pasajeros el status del servicio: “Este tren se encuentra cancelado provisoriamente por falta de material rodante” y en los teléfonos de consulta que puso a disposición Ferrobaires, nadie contesta. Clarín llamó 18 veces para obtener una explicación oficial del problema. Nadie contestó. La empresa provincial “no tiene equipamiento para prestar servicios confiables, no hablemos de confort, ni a Mar del Plata ni a Junín”, indica Juan Alberto Roccatagliata, autor de un libro de propuestas titulado “Los ferrocarriles en Argentina”. Ferrobaires “recibió el material rodante más moderno de Ferrocarriles Argentinos, pero todo ello está inutilizado. El problema es terminal y debería actuar la autoridad de aplicación, que es la Secretaría de Transporte”. Existe un acuerdo firmado en 2007 por el ex presidente Néstor Kirchner y el ex gobernador Felipe Solá para la transferencia a la Nación de Ferrobaires, pero hasta hoy no se ejecutó, señala Roccatagliata, profesor de posgrado de la UBA. A raíz de la paralización del tren a Junín, Carlos Alberto Salgado, director de la página www.cronicaferroviaria.blogspot.com, escribió el artículo “La desidia que envuelve al sistema ferroviario”, que da cuenta del desinterés de las autoridades por resolver el problema. “Yo culpo de desidia no sólo a la empresa prestadora del servicio, sino también a la Secretaría de Transporte, que no hizo absolutamente nada, hasta ahora, para obligar a Ferrobaires a cumplir con el diagrama”, señaló Salgado, el primero en advertir que el servicio está cortado. Una de sus soluciones es que la Nación obtenga locomotoras y vagones de otras líneas para armar una formación de emergencia , hasta que la máquina retenida por la Justicia en Retiro sea reparada -se dijo que fallaron sus frenos- y liberada. “Se fijó un precio oficial para los ómnibus que las empresas no respetan y hacer Junín-Retiro sale entre 80 y 100 pesos, mientras que el tren, salía 23 pesos en turista y 35 pesos en pullman. Mucha gente no puede viajar porque el costo es un despropósito. El micro, además, va por la ruta nacional 7, una de las más peligrosas del país”, advierte Carlos Andrés Ducasse, apasionado del tren. Para él, “lo peor es que cada cosa que ‘se cae’ se queda allí. Parece que quisieran que todo se termine de romper y dependamos de ómnibus y camiones”. Dante Miranda, del Movimiento Nacional Ferroviario, comentó que se están juntando firmas en los pueblos afectados para pedir la vuelta del servicio. A los pasajeros les llama la atención la cantidad de formaciones abandonadas que hay en las estaciones y cercanías de este ramal, sin locomotora que las arrastre.


(FUENTE;CLARIN)

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