No tan sólo la reactivación del tren de pasajeros entre la capital y Tafí Viejo es incierta: desde hace 287 días, un candado impide que los obreros de los talleres ferroviarios puedan ingresar a la remozada nave de vagones.
El 28 de octubre de 2008, en una videoconferencia desde Olivos, la presidenta, Cristina Fernández, dijo que tras la reparación del estratégico taller se iniciaría un proceso de selección de 150 nuevos operarios, con el objetivo de que en Tafí Viejo se reparen 10 vagones por mes. Ese día también anunció que el tren de pasajeros empezaría a rodar.
“Sigue todo en la nada”, resumió Jorge Murillo, trabajador de la planta y delegado de la Unión Ferroviaria. El dirigente advirtió que las gestiones realizadas fueron infructuosas. Peor aún, y que nadie se atreve a darles una respuesta, ya sea positiva o negativa. “Hay 100.000 versiones, pero lo cierto es que el galpón sigue cerrado”, añadió.
Las llaves del taller, según detalló, permanecen en manos de la empresa Metalúrgica Di Bacco, que tuvo a su cargo la reparación de la nave y de las máquinas industriales y que insumieron, según se anunció durante el acto de apertura, más de $ 13 millones.
La primera hipótesis es que el Gobierno nacional aún adeuda a la firma contratista un porcentaje de los fondos que insumió la reparación. De hecho, según reconoció Murillo, lo que más les preocupa es que nadie se acerque a hablar con ellos. “No hay respuestas a nada”, se quejó.
Son cada vez menosLegalmente, los empleados de la planta dependen de una unidad ejecutora que está bajo la órbita de la empresa estatal Ferrocarriles General Belgrano. De los 66 operarios que Néstor Kirchner reubicó tras relanzar la planta el 30 de setiembre de 2003, sólo continúan 56 y este año se jubilarán otros cinco.
Ellos no ocultan su agradecimiento, pero reconocen que, seis años después, su presencia reviste un carácter testimonial. Llegan a las seis de la mañana y se retiran a las 14. Algunos efectúan tareas de vigilancia y de mantenimiento del predio, pero no cuentan con herramientas ni con vagones para reparar. “Aquí estamos, esperando”, rezongó Murillo. Otro ferroviario en uso de licencia, Miguel Herrera, completó el panorama trazado por su compañero. “Acá todos cobramos el mismo sueldo, ni siquiera hay un capataz o una mínima estructura jerárquica. Tampoco un presupuesto para funcionar”, acotó.
En la empresa Di Bacco, una secretaria manifestó a LA GACETA que la firma no está autorizada a dar detalles sobre la situación de los talleres taficeños. “Al ser una licitación lanzada por el Gobierno nacional no podemos dar ninguna información porque la empresa firmó un contrato de privacidad. Deben hablar con el Ministerio de Planificación Federal”, se excusó. Ayer, precisamente, se publicó la respuesta de esa cartera a la senadora Delia Pinchetti (Unión-Pro), que no precisa fecha para la reactivación.
Es tal la incertidumbre que reina en Tafí Viejo que ayer, en diálogo con la prensa, hasta el intendente Javier Pucharras no pudo ocultar su impotencia. “Estamos un poco desilusionados”, confesó.
Seis años de promesasNéstor Kirchner reabrió la planta en setiembre de 2003. “a los escépticos, yo les digo ‘minga’; los vamos a hacer funcionar”, dijo el ex presidente.
En 2006, la empresa tucumana Metalúrgica Di Bacco ganó la licitación para reparar y para equipar la estratégica nave de vagones.
El 28 de octubre de 2008, mediante una teleconferencia, Cristina Kirchner habilitó las obras, que insumieron más de $ 13 millones.
Ese día prometió que el tren de pasajeros volvería a circular y que se tomarían 150 nuevos operarios para que trabajen en los talleres.
El 28 de octubre de 2008, en una videoconferencia desde Olivos, la presidenta, Cristina Fernández, dijo que tras la reparación del estratégico taller se iniciaría un proceso de selección de 150 nuevos operarios, con el objetivo de que en Tafí Viejo se reparen 10 vagones por mes. Ese día también anunció que el tren de pasajeros empezaría a rodar.
“Sigue todo en la nada”, resumió Jorge Murillo, trabajador de la planta y delegado de la Unión Ferroviaria. El dirigente advirtió que las gestiones realizadas fueron infructuosas. Peor aún, y que nadie se atreve a darles una respuesta, ya sea positiva o negativa. “Hay 100.000 versiones, pero lo cierto es que el galpón sigue cerrado”, añadió.
Las llaves del taller, según detalló, permanecen en manos de la empresa Metalúrgica Di Bacco, que tuvo a su cargo la reparación de la nave y de las máquinas industriales y que insumieron, según se anunció durante el acto de apertura, más de $ 13 millones.
La primera hipótesis es que el Gobierno nacional aún adeuda a la firma contratista un porcentaje de los fondos que insumió la reparación. De hecho, según reconoció Murillo, lo que más les preocupa es que nadie se acerque a hablar con ellos. “No hay respuestas a nada”, se quejó.
Son cada vez menosLegalmente, los empleados de la planta dependen de una unidad ejecutora que está bajo la órbita de la empresa estatal Ferrocarriles General Belgrano. De los 66 operarios que Néstor Kirchner reubicó tras relanzar la planta el 30 de setiembre de 2003, sólo continúan 56 y este año se jubilarán otros cinco.
Ellos no ocultan su agradecimiento, pero reconocen que, seis años después, su presencia reviste un carácter testimonial. Llegan a las seis de la mañana y se retiran a las 14. Algunos efectúan tareas de vigilancia y de mantenimiento del predio, pero no cuentan con herramientas ni con vagones para reparar. “Aquí estamos, esperando”, rezongó Murillo. Otro ferroviario en uso de licencia, Miguel Herrera, completó el panorama trazado por su compañero. “Acá todos cobramos el mismo sueldo, ni siquiera hay un capataz o una mínima estructura jerárquica. Tampoco un presupuesto para funcionar”, acotó.
En la empresa Di Bacco, una secretaria manifestó a LA GACETA que la firma no está autorizada a dar detalles sobre la situación de los talleres taficeños. “Al ser una licitación lanzada por el Gobierno nacional no podemos dar ninguna información porque la empresa firmó un contrato de privacidad. Deben hablar con el Ministerio de Planificación Federal”, se excusó. Ayer, precisamente, se publicó la respuesta de esa cartera a la senadora Delia Pinchetti (Unión-Pro), que no precisa fecha para la reactivación.
Es tal la incertidumbre que reina en Tafí Viejo que ayer, en diálogo con la prensa, hasta el intendente Javier Pucharras no pudo ocultar su impotencia. “Estamos un poco desilusionados”, confesó.
Seis años de promesasNéstor Kirchner reabrió la planta en setiembre de 2003. “a los escépticos, yo les digo ‘minga’; los vamos a hacer funcionar”, dijo el ex presidente.
En 2006, la empresa tucumana Metalúrgica Di Bacco ganó la licitación para reparar y para equipar la estratégica nave de vagones.
El 28 de octubre de 2008, mediante una teleconferencia, Cristina Kirchner habilitó las obras, que insumieron más de $ 13 millones.
Ese día prometió que el tren de pasajeros volvería a circular y que se tomarían 150 nuevos operarios para que trabajen en los talleres.
No hay comentarios:
Publicar un comentario